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abril 25, 2024

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Economía verde, si apenas te enteras, ya vas tarde

La economía verde está llamada a revolucionar el sistema de producción actual y propiciar un planeta sostenible

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Economía verde

Decir que el futuro es verde, y que las industrias verdes son el motor de ese futuro sostenible, es una obviedad. Todos lo hemos padecido. El invierno es cada vez más intenso, pero breve. El termómetro supera, cada verano, records en la medición del calor y nadie está exento ni a resguardo.  

Sin embargo, hablar de la posibilidad de reconvertir el modelo de producción para no dañar al medio ambiente es más que necesario. Desde la generación de energía renovable hasta la fabricación de productos con materiales reciclados, el mundo libra una lucha a cara abierta contra el cambio climático.

En ese contexto es que importa tener claro que si no hay un cambio radical, el punto de no retorno será insalvable para el planeta y la sociedad que lo habita. 

Si apenas te enteras de lo que es la economía verde, ya vas tarde. Si eres una persona emprendedora, la economía abre puertas a la innovación de modelos de negocio sostenible; si eres inversionista, existen mecanismos de inversión a las que te puedes sumar.

Economía verde: ¿Qué dicen los expertos?

La maestra Ana Magdalena Rodríguez Romero, especialista de la Universidad Panamericana (UP), es muy clara cuando se habla del tema. “Seguramente no es novedad que el planeta está, como dicen muchos, al borde del colapso. En una visión menos apocalíptica de la situación, lo que sí se puede confirmar es que el cambio climático, es decir, el aumento de las temperaturas del planeta y los efectos que estas generarán en los ecosistemas, la economía y la sociedad en general, serán inevitables”. 

Sin rodeos ni sutilezas, explica que entre las consecuencias inmediatas, “el Foro Económico Mundial prevé repercusiones económicas, políticas y sociales, tales como la reducción de productividad global (el PIB mundial podría decrecer entre 4 y 8%) por pérdida de tierras cultivables, por ejemplo; esto llevaría a una severa crisis global en seguridad alimentaria, sobre todo afectando a las poblaciones más desfavorecidas y por ende a una inestabilidad política, que incluiría, según las proyecciones y tendencias ya vistas en la actualidad, a dinámicas aún más severas de migración”.

Es evidente que el mundo y sus líderes están en la misma hoja de ruta para hacer una transición a un modelo económico más verde. También están de acuerdo en que no será sencillo el cambiar el uso de combustibles fósiles para detener el avance de los daños en el planeta. 

“El Reporte de Riesgos Globales emitido año con año por parte del Foro Económico Mundial, posiciona el cambio climático como uno de los principales riesgos globales, ya que las proyecciones indican que el incremento de las temperaturas globales para 2050 será de 2.7ºC. Este escenario nos pone enfrente dos vías de actuación: por un lado, la acción climática contundente para evitar que las temperaturas aumenten de forma más acelerada; y por otro lado, el desarrollo de mecanismos para la resiliencia y adaptación al cambio climático”, abunda la maestra Rodríguez.

Esa transformación verde implicará, de manera inevitable, un cambio en mercado de trabajo, donde se crearán nuevos de empleos en todos los sectores, pero también se destruirán miles más. 

De acuerdo a John Bluedorn y Niels-Jakob Hansen, especialista del Fondo Monetario Internacional, “en el caso de las economías avanzadas, un programa de medidas destinado a encauzar la actividad hacia un nivel cero de emisiones para 2050 desplazaría alrededor de 1% del empleo de trabajos con más emisiones a otros con menos emisiones durante la próxima década.

En los mercados emergentes, la transformación rondaría 2.5%. Ahora bien, estas cifras son más pequeñas que en la transición de la manufactura a los servicios registrada en las economías avanzadas desde mediados de la década de 1980, que ha afectado a casi 4% de los puestos de trabajo cada década”.

En ese mismo sentido se expresó Carlos Villaseñor, presidente de la Coparmex en Jalisco. “Es momento de ver a la economía desde un ángulo distinto, debemos transitar a un modelo bajo en carbono con menores impactos al entorno; el compromiso del sector empresarial es innovar y lograr ciclos más largos de vida”.

¿Y qué es la industria verde?

La economía verde es definida por el Programa de la ONU para el Medio Ambiente (PNUMA) como “aquella economía que resulta en un mejor bienestar humano y equidad social, reduciendo significativamente los riesgos ambientales y las escaseces ecológicas”. Es decir, es la cadena de valor que es baja en carbono, eficiente en recursos y socialmente inclusiva.

Este modelo “parte del supuesto de que la acción climática no puede estar desvinculada del desarrollo económico y crecimiento inclusivo, por lo que debe estar impulsada por la inversión pública y privada para alcanzar la reducción de las emisiones de carbono, la contaminación, lograr la eficiencia energética y de recursos naturales, previniendo con ello la pérdida de biodiversidad y el daño a los ecosistemas”.

Una vez que los sistemas de producción sigan en esa ruta, el Banco Interamericano de Desarrollo y la Organización Internacional del Trabajo (OIT) señalan que “si las emisiones de gases de efecto invernadero se reducen 35%, se crearán esos 15 millones de puestos de trabajo netos para 2030”. 

Esos puestos laborales serán impulsados en el sector de las energías renovables a corto y mediano plazo, mientras que los empleos relacionados con los combustibles fósiles desaparecerán.

“El sector agrícola también será escenario de transformaciones laborales. El paso de una agricultura intensiva en ganadería a la producción de frutas y verduras de alto valor brindaría mayores oportunidades a los pequeños agricultores y a los agricultores familiares. La construcción verde también tiene un potencial enorme para crear puestos de trabajo, a través de la modernización de las viviendas y las técnicas de construcción, iluminación, ventas y mantenimiento de electrodomésticos eficientes, así como la venta y uso de materiales de construcción de baja energía”, de acuerdo a ambas instituciones.

Verde México

En el país, la economía alrededor de la sostenibilidad comienza a dar pasos fuertes. Las autoridades ya han establecido metas ambiciosas en materia de energías renovables y eficiencia energética, además de implementar políticas y programas para fomentar el desarrollo de estas tecnologías.

En cuanto a energías renovables, México cuenta con un gran potencial en energía solar y eólica, y ha establecido metas para generar 35% de su energía a partir de fuentes limpias para 2024. Pero será hasta 2031 cuando, si se siguen los planes y proyectos planteados, que se alcance la meta propuesta en el Acuerdo de París de generar ese mismo porcentaje de la energía libre de fuentes fósiles.

“México es uno de los principales países foco de atención de los inversionistas de impacto. Según ANDE, dentro de la inversión de impacto orientada a la biodiversidad y conversación, la atención se ha enfocado especialmente en agricultura, la silvicultura y la integración de productos sostenibles en las cadenas de suministro. De acuerdo con la Alianza de Inversión de Impacto en México (AIMX) algunos casos emblemáticos de empresas que recibieron este tipo de inversiones son Iluméxico (energía solar), Granjas Murlota (alimentos sustentables), Échale a tu casa (construcción sustentable); y Sistema.bio (biogas)”, explica la especialista de la Universidad Panamericana. 

Gracias, señor sol

La industria de energía solar en el país también sigue en una escala ascendente. En el diserto de Sonora, específicamente en Puerto Peñasco, se encenderá el campo fotovoltaico más grande de América Latina y el séptimo en todo el planeta una vez que llegue a su máxima capacidad. 

El próximo mes de abril, el parque de energía solar entrará en operación en su primera fase: se encenderán 120 megawatts de los mil proyectados. Hasta el día de hoy, ese proyecto ha propiciado una inversión de 840 millones de dólares y se pretende que llegue hasta mil 600 millones de moneda extranjera. 

Ese es solo un botón de muestra, pues el sector se ha posicionado en la región como uno de los más fuertes de acuerdo a la consultora GTM Research, con un crecimiento anual de 80% en la capacidad instalada en 2018. Además, el sector solar en México ha atraído una gran cantidad de inversiones, con un valor estimado de más de tres mil millones de dólares entre 2015 y 2018. 

En concreto

De acuerdo a la maestra Ana Magdalena Rodríguez Romero, especialista de la Universidad Panamericana, en Jalisco, el avance hacia la economía verde no ha sido tan dinámico. “Una de las principales iniciativas recientes fue el lanzamiento del programa Financiamiento Verde para el Desarrollo Sostenible impulsado por el gobierno del estado, con el liderazgo de Fojal, Sedeco y Semadet desde el cual se pretende otorgar financiamiento a proyectos de infraestructura y equipamiento sustentable. Otra de las iniciativas emblemáticas es la impulsada por Sedeco en colaboración con la Agencia de Cooperación Alemana (GIZ) para idear soluciones de mitigación de emisiones del transporte de carga, sector que representa 32% del parque vehicular en la entidad”.

CUATRO CLAVES PARA LOGRAR CERO EMISIONES

  • Una campaña inicial de inversión en inversión y desarrollo y en infraestructura verde a partir de este año, con un recorte paulatino del gasto después de 2028, lo cual facilitaría un pequeño aumento de la productividad en sectores con menor intensidad de emisiones.
  • Un impuesto sobre las emisiones de carbono que subiría poco a poco a partir de este año y luego de manera más marcada a partir de 2029. Eso hace subir el precio relativo de bienes que producen más emisiones e incentiva el crecimiento de sectores que emiten menos.
  • Un programa de capacitación para ayudar a trabajadores menos calificados a pasarse a sectores más verdes. La capacitación ayudaría a despejar las inquietudes distributivas, incrementando la productividad de los trabajadores menos calificados de sectores con un bajo nivel de emisiones y alentando a las empresas a contratarlos y ofrecerles mejores salarios.
  • Un crédito tributario sobre la renta del trabajo, que reduce los impuestos pagaderos por los trabajadores de ingreso más bajo. Entraría en vigor en 2029 y compensaría el impacto del impuesto sobre el carbono aplicado a ese grupo. Asimismo, alentaría a más personas a sumarse a la fuerza laboral.

De acuerdo al FMI

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