Por Dr. Amado Jiménez Ruiz
Medicina Interna y Neurología
El diagnóstico de una enfermedad degenerativa e incapacitante suele ser devastador para cualquier paciente y es normal que se busquen alternativas para sanar.
En México esto ha sido aprovechado por diversos individuos, que bajo la vulnerabilidad del enfermo, aunado a una falta de legislación jurídica, ofrecen terapias con células madre como una cura milagrosa para enfermedades crónico-degenerativas como artritis, cirrosis hepática, diabetes, autismo, esclerosis múltiple, Parkinson, entre muchas otras.
Existen varios tipos de células madre (troncal, embrionaria, mesenquimal, etc.); sin embargo en su definición más sencilla se trata de un progenitor no diferenciado de algún tejido específico. Si una célula madre se nutre con diversos factores tendría la capacidad biológica de regenerar una célula dañada del cerebro, corazón, riñón o hígado.
A pesar de este futuro prometedor, la gran mayoría de estas terapias no están aprobadas por la Food and Drug Administration (FDA), el órgano encargado de legislar medicamento en Estados Unidos. Su proceso de aprobación incluye rigurosos estudios que van desde modelos en animales hasta ensayos clínicos aleatorizados en humanos. Esto puede tomar en promedio de 10 a 15 años en un proceso que se conoce como investigación y desarrollo.
Existen guías de práctica clínica en la mayoría de las enfermedades y son las recomendaciones más actualizadas sobre los últimos avances en el diagnóstico y tratamiento de una enfermedad en particular. Es importante siempre acudir con médicos que se encuentren certificados por su respectivo consejo y que practiquen medicina basada en evidencias.
La investigación en células madre promete uno de los campos científicos con más desarrollo en el futuro, pero se necesita una regulación urgente para conocer su verdadero papel en la salud humana.