Si alguna vez alguien dice que nunca ha sido influenciado por nadie, esa persona está fuera de toda realidad; no puedo decir que miente, porque esa es su idea, no quiere ver que todo ser humano es influido por otros así como también influye a otros.
La influencia entre personas es de lo más natural, ahora bien, debemos poner atención al tamaño de influencia, a la razón de la influencia y sobre todo, a la orientación, es decir, si es productiva (muchos dirían positiva) o improductiva (negativa en la idea de mucha gente).
Para que me queden claras las ideas, me gusta conocer las palabras por su definición o concepto, por eso les comparto que la Real Academia Española, en su diccionario define influencia como “Poder, valimiento, autoridad de alguien para con otra u otras personas o para intervenir en un negocio.” La tan socorrida Wikipedia menciona “La influencia es la calidad que otorga capacidad para ejercer determinado control sobre el poder por alguien o algo.”
En general, es el poder de una persona o cosa para determinar o alterar la forma de pensar o de actuar de alguien, aunque es importantísimo que les comente que el nivel de fuerza que alguien tenga sobre terceros no solo depende de su capacidad de impactar la percepción, sino también del estado que guarda quien es influido, es decir, a mayor estabilidad emocional de una persona, menor es la huella que se le marca.
Siempre ha habido y va a haber quien influencie en términos políticos, de opinión general, de belleza, de aspectos económicos, religiosos, bélicos, arte, filosóficos y demás, sin embargo, me parece que hoy día es necesario que cada quien revise el nivel de influencia que provoca, así es, tal cual, usted a quién influencia y en qué.
Esta misma idea la propuse en un curso de capacitación para la mejora de las actitudes a un grupo de operadores de maquinaria y su respuesta casi inmediata y general fue que ellos no son influencia para nadie, que su trabajo es de los de menor nivel en la empresa. Les pregunté si alguna vez sonreían, si a veces andaban molestos o llegaban contentos, si agradecían un favor, si se despedían o no de los demás. Fue maravillosa la expresión que hicieron al saber que ellos, en su “pequeñez” también causaban una impresión en los demás de cualquier rango.
Por eso le digo a usted que amablemente nos lee, aunque no lo sepa, incluso aunque no lo quiera, está generando un nivel de reacción en su entorno, para bien o para mal, con muchos o con pocos, ya que su presencia (o ausencia), provoca algo a la gente que le rodea, de ahí que me permito sugerir, revise qué mensaje manda su gesto, su tono de voz, la posición de sus hombros, sus pies al caminar, sus anhelos, no tenerlos también, su entusiasmo o su apatía, todo eso forma parte de su actitud y me permito decirle que usted tiene ese poder, mayor o menor, de transmitir a los demás, póngase atento para que lo trabaje y le saque el jugo suficiente. Le garantizo que va a notar diferencias en su exterior, si genera atención a su interior.
