A finales de los años 70 y principios de los años 80, hubo una serie de televisión que marcó a mucha gente de aquella generación, se llamaba B. J. and the Bear, incluso el tema musical con que iniciaba el programa era muy pegajoso. Los que pudieron ver esa serie, saben que Bear no era un oso, sino el chimpancé que acompañaba al protagonista en sus aventuras. Menciono que marcó a muchos jóvenes, porque era un trailero que iba de aquí para allá, por las carreteras de Estados Unidos y se volvió clásico el movimiento para hacer sonar su bocina, el uso del radio y demás, era la visión romántica de una actividad sumamente interesante, desgastante y necesaria… no se crea, durante un buen tiempo mi hermano Manolo y yo anduvimos rondando la idea de “subirnos” al tráiler, pero ganó otro rumbo que no fueron las carreteras.
Alguna vez, después de muchos años de aquella euforia por la manejada, me puse a pensar en esa actividad y me di cuenta que me llamó la juvenil atención, porque era una manera de andar por las venas de los países, las carreteras, son esas vías por las que transportan cientos de miles de oportunidades, sueños, necesidades, obligaciones y mucho más. A pesar de la enorme carga tecnológica que hay en nuestros días, el traslado vía terrestre de personas y productos sigue siendo indispensable, de ahí que el hecho de “devorar asfalto” sea un elemento inspiracional para muchos.
Claro, no se puede negar que en ocasiones se convierte en un problema tanto enviar como transitar junto a transportistas; sin embargo, ahí es donde adquiere una dimensión mayor, el enorme valor de encontrar empresas y personas comprometidas con esa actividad, ya que en más de una ocasión se les encomiendan elementos de gran importancia, de mucha fragilidad, hasta de enorme peligrosidad. He tenido la oportunidad de trabajar en capacitación para personal que transporta materiales explosivos y les hago ver que su calidad y su compromiso llega a ser determinante para la gente que transita a su alrededor y para sus clientes, inclusive les subrayo mi idea de que son salvavidas, puesto que su actitud evita accidentes.
De hecho, poniendo atención, es una cuestión que se aplica en la vida en general, la oportunidad de hacer las cosas bien, genera gusto, satisfacción y bienestar, por eso me agrada mucho una frase que se le atribuye a Henry Ford, el creador de los ensamblajes de vehículos en serie, él comentó que “Calidad es hacer las cosas bien, aunque no te estén viendo”, por lo tanto, al revisarlo, podemos aplicarlo en cada actividad que realicemos.
Si usted tiene la intención de mejorar su calidad de vida, acuérdese que no hay pretextos que valgan para desarrollarnos, igual que en el transporte se trata de ir de aquí para allá; así como los vehículos han progresado, así nuestra forma de pensar necesita ser actualizada; igual que requieren mantenimiento, nosotros en lo físico, emocional y espiritual también lo requerimos; así como necesitan combustible, así nosotros motivación. Después de todo, transitar por los caminos de la vida, también es cuestión de actitud.