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diciembre 27, 2024

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Mónica Salazar Sánchez

Por

Cuando su hija nació fue diagnosticada con un cáncer en la piel que solo mil 500 personas en el mundo lo padecen. El pronóstico del médico decía que Fátima no llegaría ni a los 2 años de edad.

Sin embargo, Mónica Salazar Sánchez no se dio por vencida, buscó todo tipo de tratamientos en la medicina alternativa que le permitieran darle una mejor calidad de vida a su hija y conservarla más tiempo del que le aseguraban.

La también Doctora en Biomagnetismo comentó que incluso ponerle árnica a su hija la hacía sufrir, pues le abría la piel hasta el hueso. Estaba desesperada.

Un día, una de sus pacientes le regaló un pomo con una esencia, se la puso a Fátima quien gritó terriblemente, se le vuelve a abrir la piel pero a los dos días comienza a cicatrizar, eso no le sucedía con cualquiera de los otros productos que probó con anterioridad.

Ese frasco que le regalaron tenía esencia de chilcuague, una raíz de uso prehispánico a la que se le atribuían diversos beneficios.

“Yo me puse a estudiar para hacerle el producto de una forma que Fátima lo pudiera usar y su piel se empezó a regenerar, ya que se le empezaron a secar las heridas y empezó a cicatrizar y se le hacían como escamas, entonces necesitaba una crema hidratante y fue como desarrollamos la crema que vendo y el atomizador, que básicamente los hice para mi hija”.

El producto que elaboró especialmente para su hija empezó a compartirlo con sus pacientes quienes vieron exitosos resultados.

Al ver la aceptación y el buen funcionamiento de la esencia, Mónica encontró una oportunidad de negocio y creó Elixir de Oro.

“Comenzaron a pedirlo y comencé a comercializarlo, lo envasamos, lo promovemos y ha tenido un resultado maravilloso”.

De esta manera, Mónica y su hija Fátima emprendieron hace tres años este negocio que no solo ha ayudado a la joven, sino también a otras personas que lo utilizan como producto de belleza y para la regeneración de la piel.

Sin embargo, lograr comercializarlo ha sido todo un reto, pues la gente está acostumbrada a utilizar químicos y medicamentos, y pocas veces se dan la oportunidad de probar un tratamiento diferente, aunque quien lo utiliza una vez, dice, se convierte en cliente.

“Otros retos fueron envasar el producto, conseguir quién nos surta la materia prima como la necesitamos, buscar los medios para que sea lo más higiénico posible, que se respete la esencia del producto y meterle menos químicos y conservador para que la esencia tenga su potencial al cien”.

Para poder superar esos retos, compartió, buscó apoyo por parte de Gobierno del Estado, de quien recibió este año el distintivo Marca Guanajuato, así como de incubadoras en el Instituto Tecnológico de Monterrey la Fundación ProEmpleo, quienes les ayudaron a desarrollar su idea de negocio.

Y aunque poder ver su producto listo para comercializarse ha sido un gran logro, no hay nada más satisfactorio para Mónica que ver a su hija recuperada y fortalecida.

“Mi mayor satisfacción es mi hija, verle su piel, verle cómo está mejorada, ver como va fortaleciendo su sistema inmunológico y ver que los productos le han servido al cien por ciento no tiene precio, sigue teniendo una piel muy delicada pero te hablo de que se le abría la piel hasta el hueso. Del cero al cien estamos en el 99”.

La Doctora en Biomagnetismo recomendó a otros emprendedores a creer en sí mismos y que no todo es dinero.

“El dinero puede ser básico, pero si tú tienes el objetivo de salir adelante siempre vas a encontrar una mano amiga que te va apoyar, vas a encontrar gente que te va a dar un consejo de manera positiva”.

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