Cantante y actor mexicano cuya inconfundible voz lo transformó en un mito de la música de nuestro país. Sus apariciones cinematográficas y tumultuosas relaciones sentimentales con conocidas estrellas de la época de oro de nuestro cine, acrecentaron su popularidad.
Nació en la capital guanajuatense. A los 16 años ingresó al Colegio Militar, graduándose como Teniente de Administración, fue nombrado Capitán Segundo y efectuó estudios militares en París y Roma. Paralelamente a sus labores castrenses, tomaba clases de canto con el reconocido maestro José Pierson, lo que le permitió empezar a cantar en la radio. Cuando interpretó por primera vez conocidas arias operísticas y canciones mexicanas, comenzó su frenética carrera hacia la fama.
Trabajó en los más prestigiosos escenarios de México y Estados Unidos, desde donde saltó a los grandes teatros mundiales. Debutó en el cine con La madrina del diablo, industria en la que participó en un total de 38 películas. Popularizó la llamada “comedia ranchera”, en que encarnaba al personaje del “charro cantor”, un hombre valiente, buen tipo, adinerado, mujeriego, vital y arrogante. En sus actuaciones en vivo y en la gran pantalla, el carismático actor nunca dejó de interpretar dicho papel. En cierta medida podría decirse que Jorge Negrete se interpretaba a sí mismo.
En sus películas y actuaciones solía ataviarse como un auténtico charro, luciendo chaqueta bordada, pantalón ajustado, camisa blanca con corbata de moño y un sombrero de ala ancha y copa cónica. En el escenario se paseaba con la arrogancia que caracteriza a un rompecorazones de dulce sonrisa.
Pese a que durante más de 20 años de su vida profesional mostró una imagen estereotipada, se le conocía como un hombre atento y cortés, maduro y consciente de la dimensión de su carrera. Interpretó la primera película mexicana que incorporó el color en la pantalla (Así se quiere en Jalisco) y estuvo dirigido por Luis Buñuel, Chano Urueta y Fernando de Fuentes, quienes se ubican entre los directores cinematográficos más importantes del cine mexicano en los años 30 y 40. Con este último se inició la industrialización de nuestro cine, en que la primera versión de Allá en el Rancho Grande puso de moda las producción de comedias rancheras, un género que al parece fue hecho a la medida de su capacidad histriónica.
Se convirtió en un embajador de la cultura y el folclor mexicano. Contribuyó además a fundar el Sindicato de Trabajadores de la Producción Cinematográfica de la República Mexicana, así como la Asociación Nacional de Actores.