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abril 19, 2024

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Adriana Arellano Guzmán

Por

Adriana ve la luz primera el 16 de agosto de 1930 en la ciudad de Torreón, hija de Luz Guzmán Aguilera, nacida el 20 de agosto de 1895 en Miguel Auza, Zacatecas, en ese tiempo llamado San Miguel del Mezquital, y de Carlos Arellano Espinosa, originario de Nieves, Zacatecas, nacido en 1885. Este matrimonio procreó a sus hijos Carlos, Luz, Elena, Héctor, Jorge y Adriana.
    La chispa creativa e innovadora de esta familia proviene en gran parte de doña Luz, persona muy visionaria e inquieta y quien escribe el guión de la exitosa película mexicana Allá en el Rancho Grande. El matrimonio residía en las salinas de Estación Carrillo, Chih., cuando deciden establecerse en Torreón; previamente, envían a la Ciudad de México a sus hijas Elena y Adriana a estudiar con la señorita Bertha Von Glumer, educadora alemana y fundadora en México de los kindergarten o jardines de niños, a cursar su carrera de educadoras.
    Cuando terminan sus estudios retornan a Torreón, y el 2 de septiembre de 1945 se funda el Jardín de Niños Los Ángeles, ubicado en la calle García Carrillo y avenida Allende, en un terreno adjunto a la residencia de la familia, sitio que ocupó por muchos años, ofreciendo Maternal y Prekinder. En 1947 inician la Primaria. conforme sus niños avanzaban en edad, hasta que su crecimiento y desarrollo obligan a la construcción del nuevo colegio en el bulevar Independencia, en un terreno rodeado entonces por sembradíos de alfalfa; esto ocurre en 1968.
    La familia Arellano, como era común en aquél Torreón de apenas 150 mil habitantes, mantenían estrecha amistad con otras familias laguneras; un joven ingeniero que asistía a las reuniones de los jóvenes tocaba el piano y cantaba como buen bohemio, lo que motivó que simpatizara con Adriana, y así, Víctor Gallardo Domínguez contrae nupcias con Adriana el 19 de abril de 1950, había estudiado Agronomía en Ciudad Juárez con los Hermanos Escobar. Esa afición a la música los llevó a enseñar a sus hijos a tocar diversos instrumentos musicales, como el violín a Víctor y la guitarra a los demás hijos, que fueron siete: Víctor, Adriana, Guadalupe, Carlos, Marcos, Juan Francisco y Leticia Teresa, algunos de ellos compositores de canciones con temas muy laguneros.
    Adriana Arellano fue una mujer muy inteligente, buscadora incesante de nuevos conocimientos y dedicada enteramente a su vocación de educadora. Tenía un gran corazón y sensibilidad para el manejo de niños, pero su carácter era firme. Profundizó en el manejo de pequeños con problemas de conducta que lograba estabilizar con base en la atención personalizada que les otorgaba. Sufre cáncer, enfermedad que llevó con gran fortaleza y sin quejarse, dedicada en todo momento a su querida institución educativa.
    Gustaba de pintar y dibujar con técnica de carboncillo, ya que era muy creativa. Inventaba cuentos que fascinaban a sus hijos y nietos, quienes hacían lo posible por quedarse  “a dormir” con la abuela que tanto querían. Adriana sentía un inmenso orgullo al ver que su Colegio Los Ángeles se convirtió poco a poco en la mejor opción educativa en la comarca para niños pequeños y señoritas, logrando posicionarse como una gran institución entre las familias laguneras. Finalmente, el día 7 de septiembre de 1990 Adriana tiene su encuentro con El Señor a la edad de 60 años, suceso que conmueve a la sociedad lagunera y especialmente a quienes se dedican a la noble tarea de la educación escolar.

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