México, arte, detalle y calidad todo en un mismo vino: Juguette. Nuestro país ha mantenido un crecimiento constante de consumo de vino en los últimos 10 años. Vivimos en una creciente competencia en donde todos los emprendedores han tenido que optar por diferenciarse entre los demás.
En el caso de los jóvenes emprendedores Mauricio Ruiz y su socio Ben Caldwell, el trabajo, la dedicación y la pasión hablaron por sí solos. El enólogo y viticultor regiomontano nos compartió que para crear un vino se necesita estudio, ciencia, y mucho arte. Para el emprendedor los grandes vinos vienen de la mano de un artista.
Conoce la historia del vino artesanal traído de Australia, hecho a mano y pensado para la gastronomía y el gusto del mexicano.
¿Cómo les surgió la idea de crear Juguette?
Empezó con la idea de crear un vino hecho en Australia pensado totalmente para el mercado mexicano. Australia tiene una de las propuestas enológicas más importantes a nivel global, es el 6to productor más grande del mundo, y tiene las vides de Shiraz más antiguas del planeta. En México se desconoce en general el vino australiano. Vimos como una oportunidad traer algo de calidad insuperable y al mismo tiempo novedoso.
¿Cómo surge el nombre?
El proyecto empieza sin una intención comercial y simplemente como un vino que hice por diversión, era el vino que quería hacer con mis propias manos. Era por ende, mi juguete. El proyecto dio muchas vueltas y creció muchísimo cuando me asocié con Ben Caldwell, y dejó de ser sólo mi juguete. Se convirtió en algo más. Es por eso que Juguette tiene dos ’t’s: dos enólogos, un mexicano y un australiano, haciendo vino australiano pero diseñado para el paladar mexicano. Esa dualidad de nuestro origen lo quisimos plasmar en el nombre.
¿Cuáles fueron los primeros pasos para iniciarlo?
Trabajé cuatro años como enólogo para un grupo muy grande en Australia, en donde en una sola bodega producíamos más vino que el total de la producción de todo México. Cuando empecé este proyecto, era chiquitito en comparación, entonces fue realmente divertido. Lo primero fue conseguir los viñedos, luego la bodeguita, y el resto es historia.
¿Qué retos ha implicado convertirlo en realidad?
Producir vino es en si una locura, todos los años estas expuesto a condiciones climáticas cambiantes, y particularmente en los últimos años, más extremas. Aunque Trump no lo crea, el cambio climático es una realidad absoluta. Nosotros afortunadamente ya teníamos bastante experiencia en producción, entonces lo más complicado fue el tema de la exportación/importación, y distribución en México.
¿En sus palabras cómo definirían Juguette?
Juguette es un proyecto que busca traer el mejor y más emblemático vino de Australia, pensado para la gastronomía y el gusto del mexicano. Un vino artesanal hecho por manos mexicanas, que atesora los viñedos antiguos australianos, y viene exclusivamente para México.
¿Qué se necesita para ser enólogo?
Primero estudiar la carrera. Hay mucha gente que hace vino en México, pero pocos son enólogos. La enología para mí es como la arquitectura. Cualquiera puede hacer una casita de blocks y cemento, pero para crear un palacio se necesita estudio, ciencia, y mucho arte. Lo mismo pasa con el vino. La universidad te da la ciencia, que es estrictamente necesaria, pero los grandes vinos vienen de la mano de un artista.
¿Cuáles son sus clientes principales?
Juguette es un vino muy democrático, es decir, nosotros creemos que el vino es para todos. Buscamos quitar un poco del “esnobismo” que existe en el mundo del vino. La línea de Velero/Avión/Trompo llega tal vez a un público más joven, mientras que los Juguette’s son para aquellos que ya buscan algo de alta gama.
¿Por qué a su cliente le gusta su producto?
Por mucho tiempo escuché el dicho “la gente en México no sabe de vino, se toma lo que sea”, y siempre pensé todo lo opuesto. El mexicano cada vez se involucra más en el tema del vino y la gente sí que es capaz de distinguir la calidad. Nuestra apuesta siempre ha sido producir cosas de altísima calidad dejando que el mercado lo juzgue. Creo que en eso hemos acertado.
¿Cuál es el producto estrella?
Definitivamente la línea top de Juguette. Son vinos que vienen de viñedos antiguos, de regiones icónicas como el Barossa Valley y McLaren Vale, y pasan de 15 a 20 meses en barrica. Me siento muy orgulloso de estos vinos.
¿Cuál consideran que es uno de los principales diferenciadores de Juguette?
La calidad y el cuidado a detalle. Creo que existen pocos vinos en el mercado verdaderamente artesanales, nosotros no tenemos empleados en el área de producción, todo es hecho a mano por Ben y yo. Creo que eso se refleja en la copa.
¿Cuáles son los proyectos más recientes?
Lanzamos recientemente nuestro primer blanco: El Velero de Juguette. Además tenemos nuestro vino más especial apenas saliendo al mercado este año: Oda de Juguette. Se produjeron solamente 714 botellas y viene de un viñedo muy antiguo.
¿Qué reconocimientos han obtenido?
En el 2017 los Juguette obtuvieron medalla de oro en los concursos internacionales de Vienna, San Francisco, y Bruselas, y plata en Alemania. Fue la primera vez que entramos a esos cuatro concursos, y el resultado fueron 5 medallas de oro y 2 de plata.
¿En qué estatus se encuentra el proyecto de acuerdo a sus expectativas?
¡Seguimos creciendo! Esta primera etapa de Juguette ha sido muy enriquecedora, pero todavía nos falta camino por recorrer. Apenas en el 2014 salió al mercado nuestra primera botella y hemos crecido el portafolio poco a poco.
¿Cuál es la meta máxima que aspiran alcanzar?
Todos los enólogos pueden tener una gran añada, pero muy pocos logran tener un gran vino. Un gran vino es aquel que año tras año produce algo especial y memorable. Mi meta máxima es sedimentarnos como un vino que es garantía en calidad, y que esté en las mesas de los paladares más exigentes de México. Nosotros aspiramos a hacer vinos que tengan una armonía perfecta, y el reto es hacerlo todos los años.
Página Web: www.juguette.com
Instagram: juguette
Facebook: @juguettewines
