Con la paciencia a tope para concretar sus proyectos, Raúl Muñoz es el Coordinador de la Zona Ei del Tecnológico de Monterrey, que abrirá un pequeño pero muy confortable espacio en el estacionamiento dos de Cimaco Plaza Cuatro Caminos.
Empoderar a su equipo es la misión, con nervios aceptó este desafío, porque se ha forjado la confianza para ayudar a otros que como él, tuvieron tropiezos.
Su sangre emprendora se manifestó a los 13 años cuando comenzó a trabajar contestando encuestas en línea y al ver las ganancias siguió con la venta de artículos por internet sí esas que te infectan la computadora por transitar de link en link.
La duda vino a la hora de elegir carrera y el giro por los negocios en línea se esfumaron un poco de su mente. Entre la confusión tomó el examen en la Facultad de Medicina y entró presionado porque sus amigos ya estudiaban. Confiesa que no sabía bien qué quería y siguió con sus proyectos de venta en internet a la par que conocía de anatomía seguro que podría con las dos, pero poco a poco lo abrumó la presión y cansancio.
Ahora reflexiona que pudo haberse tomado un año para pensar bien las cosas, aunque sí tomó el año por todo el proceso de darse de baja y volvió de nuevo al negocio en línea diseñando páginas para empresas apoyado con el financiamiento de su mamá, un tanto desesperado por los pocos resultado desertó.
Decidió volver a la escuela en la Ingeniería en Minas ‘por que ahí está el dinero’, pero le bastó una semana para darse cuenta que no era lo suyo y se salió, regresando de nuevo a experimentar sus negocios, esta vez aislado y deprimido sabía que no podía quedarse sin estudiar.
Llegó al Tec de Monterrey donde conoció a Juan Diego Hinojosa, Director del Centro de Emprendimiento, con quien de inmediato hizo click, lo aterrizó en cómo llevar su negocio junto con todas sus dudas e inseguridades pero donde encontró realmente quién es. Probó también el marketing digital para llegar finalmente a la Consultoría.
Actualmente estudia cuarto semestre de la carrera en ‘Creación y Desarrollo Empresarial’, y desde ahí ahora le toca guiar a otros inquietos como él con cuestionamientos, dudas y ansias ansiosos por triunfar por su cuenta.
Dicta que las cuatro bases que lo sustentan ahora es primero tener una red de apoyo, desde la familia, amigos y gente afín sus planes de trabajo, luego la actualización continua por verdadero gusto más que por obligación, un mentor con el que pueda desahogarse y aterrizarse en la realidad de los negocios.
Finalmente la paciencia porque para concretar un proyecto emprendedor al menos se necesitan siete años y en todo el proceso habrá cambios donde no se debe perder el enfoque.
“He tenido muchas lecciones de pequeñas decisiones y riesgos que al final no son tan pequeñas, pero van uniendo los puntos y te van marcando la línea”.