De personalidad tímida, pero con una emoción que se contagia cuando comienza a hablar de lo que hace y disfruta, Zanya nos contó cómo ha sido su aventura emprendedora. Aquí su historia, disfrútala.
Así comienza la aventura en pintura
Zanya Pérez Ramírez es una chica joven, de apenas 25 años, que desde su etapa de estudiante comenzó a desarrollarse en el ámbito laboral un año antes de graduarse, trabajando para una muralista y decoradora de interiores reconocida en la región. Es aquí donde se relacionó con el mundo de la pintura, aprendiendo muchísimo del buen gusto y experiencia de la persona con la que trabajó.
Después de graduarse como Diseñadora Industrial de la Universidad Iberoamericana de Torreón hace 2 años, Zanya continuó trabajando en el mismo lugar donde comenzó en su etapa estudiantil, pero la intención de aventurarse con un negocio propio rondaba su cabeza constantemente. Si bien, durante la universidad no tuvo muy claro a qué se iba a dedicar concretamente después de terminar la carrera, sabía que quería emprender. “Estaba cómoda pero inconforme”, así define la situación que vivía.
Fue en un café…
Todos tenemos momentos en los que decimos “hasta aquí” a determinada situación y nuestra entrevistada no fue la excepción. Casi un semestre después de graduarse, este momento determinante en su vida llegó, con una cierta desesperación por querer hacer algo más pero no sentirse capaz de aventurarse. En una salida como cualquier otra, Zanya estaba en compañía de un amigo, el que fue elegido (inconscientemente) para “recibir” el desahogo de cómo se sentía. Hasta que su amigo le dijo lo que probablemente todos habríamos dicho: “¡Ya muévete! Pintas bien, empieza con cosas comerciales en lo que te posicionas bien”. Al otro día se puso a pintar.
Al aventurarse en algo nuevo, regularmente tenemos el sentimiento de no saber ni qué estamos haciendo, algo que no fue ajeno para Zanya. Como pudo comenzó, e Instagram fue uno de sus aliados inesperados. Definió el nombre de su proyecto como Zanya Design, a sugerencia de una amiga que le hizo el comentario sobre su nombre (que es poco común) relacionándolo con algo de diseño. Su plataforma fue esta red social, donde iba subiendo sus diseños. En un momento en que algunos llaman “lapsus”, Zanya derramó pintura en su case de teléfono, aplicando técnicas y pinturas que había conocido en su preparación académica e hizo un diseño que despertó la idea en su mente de que podría ser un proyecto rentable. Empezó a enfocarse a pintar fundas, pasando la voz entre sus amistades, quienes fueron un gran apoyo en sus inicios.
Siguió difundiendo, a través de Instagram, los diseños que iba realizando, llamando la atención de las personas, a pesar de, como ella menciona, tener solo 200 seguidores. Incluso, hubo personas de otros países que le solicitaron sus diseños, aunque, como aún no tenía el servicio de envíos a ese nivel, no se pudieron hacer en ese momento.
Las cosas son más difíciles cuando se imaginan que cuando se hacen
Decidió ir a probar suerte a Playa del Carmen, dejando algunos de sus productos a prueba para ver si tenían aceptación. Volaron, y en días ya estaba firmando su primer contrato para establecer su primer punto de venta en aquel lugar tan turísitco. Posteriormente, su hermana se muda a San Miguel Allende, donde casi sin querer, hace publicidad de los cases y deciden comenzar a venderlos en aquella ciudad. Bienvenido su segundo punto de venta.
Aunque ella nos cuenta que la estructura de su negocio no se encuentra del todo definida, las cosas se le han dado sobre la marcha, haciéndolas a su manera y como “Dios le ha dado a entender”, pero funcionando muy bien.
Retos, satisfacciones y sueños por cumplir
La aventura comenzó hace casi un año y medio, y como cualquier cosa, las dificultades han existido. Sin embargo, Zanya ha sabido solucionar todas y cada una de las adversidades que se le han presentado, haciéndola una persona más experimentada. Dentro de las gratificaciones que este negocio le ha dejado, destaca el reconocimiento de quienes reciben sus productos y sus diseños, y de que cada vez más se va posicionando su marca, al grado que ha contribuido con colaboraciones para marcas locales y foráneas, lo que le sigue dando mayor difusión. Actualmente, Zanya Design cuenta con 4 puntos de venta a lo largo del país: 2 en Torreón, 1 en San Miguel de Allende y 1 en Playa del Carmen.
Dentro de sus planes a futuro, pretende establecer bien su negocio, crear un equipo de trabajo que logre llevar su marca a los más altos niveles del arte y del diseño, llegar a la mayor cantidad de lugares del mundo.
Zanya culmina agradeciendo el valioso apoyo de todos sus amigos y de su familia, quienes han sido parte esencial de toda esta aventura que significa Zanya Design, que probablemente sin su apoyo, esto habría tardado más en llegar.