Imagina esto: llegas a una de las empresas más grandes del país, eres muy joven y te va muy bien. De repente, por errores de terceros, te despiden y te quedas sin ese “paraíso laboral” que todo joven anhela. Pues esto no es ficción y algo parecido le sucedió a Rubén Díaz-Flores. Esta es su historia.
Cuando somos jóvenes, nos imaginamos una “vida ideal” de cuando seremos adultos. Creemos que nuestra vida será de tal o cual forma, con estas y aquellas cosas, en este o aquel trabajo, hasta que decidamos alejarnos. Sin embargo, olvidamos que en esta vida nada está escrito y que lo único seguro que todo ser humano tiene es morir.
Nuestro entrevistado de la semana estaba convencido de que su vida estaba destinada a pasarla en grandes corporativos como un hombre de finanzas. Él pensaba que sería banquero. Graduado del Tec de Monterrey campus Monterrey, en la carrera de Finanzas, su futuro apuntaba hacia los bancos. Las ofertas de trabajo que tenía eran, en su mayoría, en este tipo de instituciones. Todo normal hasta este punto. Pero hubo una oferta que fue “diferente”; el gigante cervecero, Grupo Modelo, quería tenerlo entre sus filas en Monterrey. Además de ofrecerle un puesto de trabajo, le proponían que le enseñarían todo lo relacionado con las ventas. Díaz-Flores, teniendo una atracción innata por vender, aceptó.
Su amor por las ventas fue fundamental para su nuevo trabajo. La pasión comenzó a dar frutos, pues tuvo un desempeñó impresionante. Al poco tiempo de haber ingresado a la cervecera, tuvo un ascenso y se convirtió en supervisor de centros comerciales del estado de Nuevo León.
Un semestre después, lo invitan a un programa de rotaciones en México y Estados Unidos, dentro de la misma cervecera. Las buenas nuevas siguieron llegando cuando, al volver de dicho programa, consigue el puesto de gerente de ventas en Guadalajara, la plaza más grande de la compañía en México. Todo esto lo había logrado apenas a los 24 años.
El gerente más joven de Grupo Modelo, el gerente más joven en la agencia más grande. Era un sueño que, en ocasiones, conllevaba el precio de la responsabilidad con noches sin dormir de tanto pensar. Pero, más allá de los puestos, los hechos respaldaban a Rubén: Guadalajara era la agencia más grande del país, pero la que estaba en el último lugar cuando él llegó. A su cargo, logró posicionar la plaza en el primer lugar nacional. En el argot futbolístico, podría decirse que llegó a un equipo que estaba por descender a segunda división y lo llevó al primer lugar de la competencia. Un hecho por todos lados plausible.
Sin embargo, cuando la vida parece que va mejor que nunca, algo pasa. Rubén recibe la oportunidad de ser parte del equipo corporativo; pero errores propios de la novatez y la juventud, provocaron su salida de la compañía cervecera. Dos años llenos de crecimiento, de aprendizaje y, sobre todo, de madurez para Rubén. En todo momento, nuestro invitado deja de manifiesto su agradecimiento a la empresa por el tiempo y lo aprendido estando en sus filas. Aunque, dicen por ahí que cuando más oscura es la noche es cuando el Sol está a punto de salir.
Después de culminar su etapa fuera de La Laguna, vuelve sin tener claro qué paso seguía en su vida. Comienza adentrándose al mundo de las aplicaciones de servicio de pasajeros, algo en lo que duró un cierto tiempo, pero que no era lo suyo.
Después de la tempestad viene la calma. Y estando en calma, las ideas se clarifican. Y es así como nace el proyecto de El Chalán. Es con este proyecto donde Rubén tiene la libertad de aplicar todo lo aprendido, las ventas, el manejo de negocios, la administración.
El Chalán es más que una licorería tradicional. Su servicio a domicilio de todo lo que requieras para tus fiestas y reuniones es muy eficaz, pues entregan las cosas en no más de 10 minutos. Ahora cuenta con su app de interfaz amigable que facilita la interacción de los clientes con la empresa.
El modelo de negocio que implica El Chalán, lo distingue de las demás licorerías y que, incluso, ya ha llamado la atención para poder ser replicado en otras partes del territorio nacional.
No todo ha sido miel sobre hojuelas para Rubén. Ya estando en marcha el proyecto, con un crecimiento exponencial en la región, vino un evento complicado que cortó por un momento las alas de El Chalán. Siempre habrá momentos malos y personas malas, y este negocio no estuvo exento de ello. Después de sufrir un robo que se gestó desde dentro, Díaz-Flores tuvo que replegarse y reorganizarse, detener la estrategia de crecimiento que se tenía desplegada y comenzar prácticamente desde el principio.
Saber reponerse a los golpes de la vida es indispensable para poder llegar al éxito y El Chalán ha sabido salir adelante ante las dificultades. Con paciencia y determinación, lograron estabilizarse y lograr posicionarse como referente en el negocio, ahora con miras a retomar los planes de crecimiento que se tenían.
Dentro de los planes a futuro que vienen para Rubén Díaz-Flores, desea seguir con el crecimiento y la aceptación social que ha tenido El Chalán, confiesa que una empresa grande está interesada en replicar el proyecto de la licorería y el plan de crecimiento será muy agresivo; además de continuar con sus otros negocios, sobre todo, darle mayor difusión a uno de los productos estrellas que ha lanzado El Chalán, como lo son las paletas de hielo con alcohol, las Ice Pop.
Nuestro entrevistado culmina agradeciendo el gran compromiso del equipo que conforma El Chalán, pues han luchado y sufrido con él todas las experiencias, gracias a ello El Chalán es lo que es hoy por hoy. Asimismo, agradece el respaldo de su familia y su novia, que sin ellos, quizás no habría logrado lo que tiene. Cada esfuerzo y cada hora dedicada a este proyecto ha valido la pena y resulta muy satisfactorio para nuestro entrevistado.