El gusto por los churros y la repostería, llevaron a Mariana Tovar a crear un concepto delicioso y atractivo que ha conquistado a los tapatíos amantes de los postres.
En medio de azúcar, nieve y un seductor olor a churros, la joven emprendedora relató cómo fueron los inicios de Casaxurro.
¿Cómo es que nace la marca?
Me encantan los churros. Además, soy chef y me especialicé en repostería. Todo nació porque me di cuenta que había una oportunidad de negocio y un mercado que podía explotarse. Fue así que hace tres años, mi socia y yo comenzamos a crear el concepto desde cero. Desde un principio me gustó involucrarme en todos los procesos y a la fecha, lo sigo haciendo.
¿Cómo surgió el nombre?
El origen de los churros es español; son catalanes. Entonces, en esa lengua se escribe con “X”, por lo que tomamos ese elemento para distinguir y nombrar a nuestra marca. Tomamos la raíz española y creamos la versión mexicana.
¿Cuál es el sello de la marca? ¿Qué es lo que la distingue?
Siempre buscamos que toda nuestra materia prima sea mexicana; tratamos de apoyar lo local. Lo que nos distingue es que trabajamos con churreros que durante toda su vida han ejercido el oficio. Es gente que ha elaborado churros desde hace 20 años. Nos gusta cuidar nuestra esencia y no utilizamos una máquina para hacer nuestras creaciones.
Utilizamos el método tradicional para elaborar los churros. Todos conllevan un proceso artesanal.
¿Cuántos churros se producen al día?
Batimos 30 kg de masa al día en nuestra sucursal de Mercado Andares y otros 10 kg en Vía Libertad. Entonces, se hacen aproximadamente mil 350 y mil 500 churros al día entre semana. Sin embargo, durante los fines la producción se incrementa al doble.
¿Cuál es el producto estrella de Casaxurro?
Por su practicidad y diseño elegante, el conito de 5 o 10 piezas es lo que más pide la gente, pero también tenemos otros productos diferentes con helado que han gustado mucho.
¿Qué otros productos ofrecen?
Tenemos la “porra”, que es un sándwich pequeño de churro con helado en el centro. También ofrecemos los “bites”, unas palomitas de churro con helado como acompañamiento. Otro producto es la piruleta, que es como una paleta pero de churro. También tenemos el “chupirul”, que es un barquillo invertido. Todos se hacen con la misma masa del churro, llevan nieve y a la gente les ha encantado.
Las malteadas también se nos venden mucho porque a la gente le encanta acompañarlas con churros.
En nuestro menú ofrecemos café de olla, chocolate oaxaqueño y tenemos tascalate, una bebida prehispánica que está hecha con pinole y achiote.
Por otra parte, procuramos incluir algunas bebidas que están de moda como Golden Latte o matcha, pero nos gusta darle nuestro propio toque.
Cada mes lanzamos una creación o una variación nueva de lo que ya tenemos. Por ejemplo, para este mes de febrero los sándwiches los hacemos en forma de corazón y vendemos roscas de churro con ésa forma.
¿Cuentan con alguna alternativa para la gente que es vegana?
Todos nuestros churros son veganos, porque la masa misma ya lo es. Entonces ese mercado está feliz y contento de poder disfrutar de nuestros churros.
¿Tienen servicio para eventos?
Sí. Por lo general, asistimos a bodas, primeras comuniones, bautizos, etc. Tenemos como mínimo el servicio para 50 personas. Nosotros llevamos el carrito y el churrero los prepara en el momento.
En las fiestas sucede algo muy curioso: Ves a la gente bailando con su conito de churros en la mano.
¿Cómo ha sido la respuesta de la gente luego de la apertura de Casaxurro en Mercado Andares?
Gracias a Dios nos ha ido muy bien. La gente nos busca porque no hay churrerías de este tipo. Los fines de semana es cuando más gente nos visita.
En ambas sucursales tuvimos el mismo efecto cuando abrimos, la respuesta fue muy buena desde el comienzo.
¿Cuáles han sido las claves del éxito del proyecto?
Creo que algo muy importante ha sido respetar muchísimo a los productores locales. Todos nuestros productos son mexicanos: el chocolate, el café.
Otro punto es que también le damos trabajo y respetamos la labor del churrero. Además, nuestros precios son coherentes.
Nuestros productos son fotogénicos. Eso me sorprendió mucho cuando abrimos la primera sucursal. Toda la gente le tomaba fotos a sus churros en cuanto se los dábamos. Eso nos ayudó a darnos a conocer de manera más rápida.
Tenemos nuestros churros principales como el sándwich chiquito, pero poco a poco hemos ido sacando nuevas opciones. Ese proceso de creación está padre, porque tanto el churrero como yo, vamos experimentando y proponiendo cosas en conjunto. Hacemos mucho trabajo en equipo y esto ha derivado en la creación de muchos tipos de churro. Por ejemplo, la espiruleta la creó el churrero, porque en una ocasión yo le comenté que quería una brocheta. Entonces, a partir de eso, me dijo que él había hecho una paletita con churro, la vimos y se quedó en el menú.
¿Cuáles son los planes a futuro?
Queremos abrir dos o tres sucursales más aquí en Guadalajara. Posteriormente, uno de los objetivos es convertirnos en franquicia y venderlas fuera de Jalisco. Incluso ya nos han pedido en Zacatecas, Querétaro y en la Ciudad de México.
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