Al terminar la carrera de Derecho en el Tecnológico de Monterrey en 2013, Artemio Bernardo Salinas Cantú viajó a Roma para estudiar una Maestría.
En las calles italianas comenzó su pasión por la cultura del café, cuando una mañana en su camino al campus Loyola University of Chicago descubrió Splendors, un lugar místico con una propuesta que no había visto en México.
En la cultura italiana es tradición comprar un espresso y un cornetto relleno de crema de avellanas para irse al trabajo o a la escuela, así que poco a poco comenzó a adaptarse a esa rutina.
Al regresar por las noches a su departamento las personas podían comprar en el mismo lugar donde él compraba su café, una cerveza o un negroni, esta dualidad de la cafetería le llamó la atención, ya que en un solo espacio, los italianos convivían tanto de día como de noche.
En el 2014 regresa y viaja a la Ciudad de México, donde trabajó cerca de dos años en la Secretaría de Gobernación.
A la par visitó un sinnúmero de cafeterías de la zona pero ningún lugar le convencía. Un día descubrió un lugar llamado Gradios, un espacio con café de especialidad en la colonia Roma y así fue como empezó a investigar más sobre todo lo relacionado a la cultura del café en nuestro país.
Dos años después “Bernie”, como lo conocen sus amigos más cercanos, regresó a Monterrey donde trabajó por un tiempo con el diputado federal Waldo Fernández González. Sin embargo, Bernardo continuaba con su pasión por el café y fue descubriendo que en la ciudad había muy pocas cafeterías bajo ese concepto y las que había, eran operadas por coffee geeks que estaban muy metidos en el tema del café pero dejaban a un lado la experiencia del lugar. Así que, Bernardo recordó Splendors y decidió tomar cartas en el asunto.
A finales del 2016 comenzó a trabajar con la agencia Savvy para el branding de lo que hoy es Café Belmonte Bar y aunque no tenía definido el concepto que quería ni el lugar donde estaría, su pensamiento estaba en el centro de Monterrey, apuntando a que fuera un sitio donde las personas pudieran encontrar, no solo buen café, si no también buenos tragos y buena comida.
Durante 6 meses buscó espacios que se adaptaran a su presupuesto, un día mientras transitaba por la calle Ignacio Allende encontró el lugar perfecto a un precio muy accesible, así que no dudó en adquirirlo ya que estaba seguro que no encontraría algo similar en la zona Centro.
Después de más de 70 propuestas de nombres llegó Belmonte a la mente de los creativos de la agencia. Un juego de palabras perfecto para el emprendedor: bello y monte y Monterrey es el rey de los montes, así que no dudó escogerlo.
Mientras el regio de 30 años trabajaba en el branding con Savvy, comenzó a tratar con arquitectos de North Office para crear un concepto desde cero, ya que la casa de la calle Ignacio Allende estaba muy deteriorada. En el camino conoció a Selene Velázquez de Restāurika, quien lo apoyó con la reestructuración de la fachada.
En ese tiempo comenzó a trabajar con la Chef Ciara Franco que lo asesoró y desarrolló el menú de Belmonte. Hoy en día algunos platillos de desayunos, comidas y cenas continúan vigentes, mientras otros se han ido para llegar nuevas propuestas.
Hace precisamente un año y dos días abrieron las puertas del sitio que, en un inicio, no recibía muchos clientes pero gracias a las buenas recomendaciones comenzaron a atraer a las personas al lugar, reactivando la zona sin la necesidad de gastar un peso en publicidad.
Para los próximos años sus planes no son abrir una nueva sucursal sino continuar con la reactivación de la zona, abriendo tal vez una panadería o una tienda de abarrotes, con la intención de crear un distrito en el centro de Monterrey.
Idea que obtuvo en sus visitas a Boston, Roma y Ciudad de México, donde en el centro de esas ciudades, la comunidad en un radio muy pequeño puede encontrar: panaderías, tiendas de abarrotes, fruterías, cafeterías, bares y más, sin tener que tomar el automóvil para llegar a ellos.
“La curva de aprendizaje en el negocio gastronómico ha sido mi mayor reto. Yo era abogado, no fue sencillo empezar desde cero, aprender a organizar un inventario, liderar un equipos, subirlos al mismo barco y en especial encontrar a la gente correcta”, afirma el empresario.
Café Belmonte Bar es un sitio donde personas desde 20 hasta 70 años, pueden convivir y siempre querrán volver. Bernardo con su propuesta fresca busca enfocarse en la experiencia total que genera el lugar y deja un consejo.
“Es importante hacer una autorreflexión, no emprender solamente por el movimiento que hay en torno al tema. No todas las personas están preparadas para eso, si no hay un motor o una idea empujándote y quieres ser comerciante solo por serlo, vas a fracasar. Hay personas que tienen mayor tolerancia al riesgo y otras, aversión, la clave está en conocerte”.