De los directores mexicanos afianzados en Hollywood, Guillermo del Toro sin duda es el más singular, el que tiene un estilo muy, muy particular, además de ser el más creativo, por así decirlo. De ninguna manera se demerita a González Iñárritu ni a Cuarón, los tres son excelentes tras las cámaras, pero del Toro es el que ha tenido una carrera encaminada a la fantasía y por lo mismo, a proyectos más arriesgados, sobre todo visualmente.
Si existe un director en el mundo que desborda imaginación y virtuosismo visual en su cine, ese es Guillermo del Toro. Los monstruos y los decorados góticos son parte de su sello particular y han sido su constante, a pesar de que su filmografía ha sido variada, ya que lo mismo ha hecho películas de superhéroes, de robots gigantes, fábulas ambientadas en la guerra civil española, romance gótico e incluso terror.
Lo anterior le ha ganado fans en todo el mundo, y lo ha puesto en el pódium de los mejores directores de fantasía de la actualidad, aspecto que se ha ganado a pulso con obras como Hellboy (2004) o El Laberinto del Fauno (2006). Desgraciadamente, su anterior proyecto, La Cumbre Escarlata (2015), injustamente fue un fracaso de taquilla y pasó desapercibido para la crítica mundial, a pesar de ser un excelente cuento romántico-gótico con elementos sobrenaturales, pero en su contra contó con una mala campaña publicitaria que la vendía más como un film de terror, y no como el cuento romántico que en realidad es.
Debido al fracaso de su última cinta, del Toro entró en una fuerte depresión que lo orilló a replantearse el futuro de su carrera, aspecto que para el bien de todos los fanáticos del buen cine, no pudo ser mejor, ya que gracias a eso fue que Guillermo creo la película que ahora nos ocupa, y que sin mucho preámbulo se ha convertido en una de sus obras maestras, lugar que ocupa a lado de El Laberinto del Fauno, que sigue siendo su mejor film, aunque este nuevo proyecto no se queda atrás. Por si fuera poco, es ya una de las mejores películas del año, a pesar de que apenas llevamos unos días de él. También ya lo hizo ganar el Globo de Oro al Mejor Director y, definitivamente, le acarreara muchos más premios.
Elisa (Sally Hawkins) es una mujer tímida y muda que trabaja como conserje en un laboratorio en el año de 1963, en plena Guerra Fría. En el laboratorio donde trabaja llega un extraño espécimen al que le harán numerosos experimentos y que puede significar la ventaja en la disputa entre los Estados Unidos y Rusia. A pesar de la diferencia de especies, ella se enamora del hombre anfibio (Doug Jones) que se encuentra ahí recluido y luchará para liberarlo de las garras del malvado Richard Strickland (Michael Shannon) quien quiere eliminarlo a toda costa.
Estamos aquí ante tal vez, la película más intima del director: un relato romántico que se asemeja a un cuento de hadas para adultos, con ciertas reminiscencias a La Bella y la Bestia y La Criatura de la Laguna Negra, impregnada del sello característico de su director. Como siempre en su cine, el diseño de arte, los efectos especiales y prácticos (en este caso la criatura anfibia) son de primer nivel. Sin olvidar la emoción y cierto toque de aventura, tan clásico de Guillermo del Toro.
Sí es su cinta más adulta, por decirlo de alguna manera, pues toca temas más profundos que de costumbre, pero sigue tocando temas constantes en toda su filmografía como la aceptación de la gente “diferente” y la adaptación de esta gente a un mundo a veces cruel y desalmado, donde los monstruos no son las criaturas muy características que crea su director, sino personas de carne y hueso con cierta posición de poder sobre un sector más desprotegido (o sea, nada alejado de la realidad).
También la fotografía del danés Dan Laustsen ayuda mucho a elevar la cinta, pues nos regala algunas postales que sin duda pasarán a la historia y se quedarán ya como un clásico. La escena de la criatura anfibia abrazando al personaje de Elisa bajo el agua es una de ellas.
Es un hecho que del Toro ha madurado mucho como director, no solo se aprecia en su pulso narrativo, sino también en su dirección de actores, ya que en este filme en particular maneja a todo un elenco en estado de gracia; donde una excelsa Sally Hawkins se apodera de la pantalla en todo momento. A pesar de no ser la mujer más guapa, exuda cierta sensualidad mezclada con inocencia que la hace un personaje llamativo, y de esos que se quedan en la memoria. Lo mismo pasa con el villano creado por Michael Shannon, que aunque no es un desconocido en este tipo de personajes, aquí lo hace otra vez de maravilla, haciéndonos recordar por momentos su papel en la excelente serie Boardwalk Empire. Otra mención especial es la de Richard Jenkins, quien junto a Sally Hawkins es el alma de la película y Doug Jones como la criatura también merece gran reconocimiento ya que aunque no habla y está bajo toneladas de maquillaje, logra crear a un personaje empático y tierno a pesar de ser un monstruo en realidad.
En conclusión, estamos ante una increíble fantasía romántica que conmoverá hasta al más cínico de los espectadores, es una hermosa fábula de un monstruo buscando su lugar en un mundo difícil que no está listo para él, y de una tímida mujer que encuentra en un monstruo el amor. Su director vuelca aquí todo su corazón y se nota en todos los fotogramas que componen la película, el film transpira cine clásico por todos lados y por lo mismo, es obvio que se convertirá en un nuevo clásico de culto.
En corto:
Titulo Original: The Shape of Water
Director: Guillermo del Toro
Actores: Sally Hawkins, Michael Shannon, Doug Jones, Octavia Spencer, Richard Jenkins, Michael Stuhlbarg
Calificación: 10
En dos palabras: Hermosa y tierna
Curiosidades:
- La criatura esta inspirada en la de El Monstruo de la Laguna Negra (Jack Arnold, 1954), incluso en el filme se dice que el personaje de Michael Shannon la atrapó en Sudamérica, lugar donde se desarrolla la otra cinta.
- Guillermo del Toro escribió la cinta para Sally Hawkins, le contó por primera vez la historia en la gala de los Golden Globes del 2014 estando borracho, a lo que el director ha declarado que no es un film que se pueda contar sin sonar menos borracho.
- Originalmente, del Toro quería filmarla en blanco y negro.
- Gracias a esta filmación tuvo que dejar a un lado la secuela de Titanes del Pacífico que terminó dirigiendo el creador de la serie de Spartacus y Daredevil; Steven S. DeKnight.