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julio 23, 2024

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El impacto de las actitudes en la economía

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Si entendemos que la ecología estudia las relaciones de los seres vivos entre sí y con el medio en el que viven, podemos darnos cuenta que las actitudes de los seres humanos son de gran impacto, tanto en lo positivo, como en lo negativo, para el desarrollo adecuado, sustentable y sobre todo, de mejora continua en su entorno. De hecho, el grado de avance que presenta hoy día el pensamiento ecológico, tiene que ver con la avaricia y el nivel de daño que se ha hecho en tierra, mar y aire a nuestro planeta, pero también tiene que ver con el grado de compromiso que otras personas, en el extremo opuesto de la actitud humana, han llevado a la práctica de tal manera que se generan acciones de prevención y restauración. Todas y todos somos entes ecológicos, es decir, tenemos interacción con nuestro entorno, sólo que, dependiendo de la actitud de cada quien, nuestra relación se puede catalogar en tres grandes grupos:
1) La actitud negativa de quienes están generando tanto daño al ambiente que se les llama Ecocidas. No se necesita derramar aceite a los mares, ni matar focas o ballenas, ni quemar o talar hectáreas de bosques, ser ecocida también es usar continuamente productos tóxicos, como detergentes, aerosoles o plásticos, aun sabiendo el daño que provocan.
2) Otro grupo es el corresponde a la actitud pasiva, es decir, aquellas personas que “ni fú ni fa” o la frase de la abuela “como ni amor te tengo, ni cuidado te pongo”, gente que no se preocupa por saber, que por indolencia también causan un perjuicio a corto, mediano o largo (incluso larguísimo) plazo. En la actualidad, una persona que por pasividad no ayude a mejorar las condiciones medioambientales, también se convierte en parte del problema.
3) El grupo de actitud positiva es el que mejor califica en el impacto productivo de la naturaleza, es el que comúnmente llamamos de ecologistas o que practican la ecofilia, que etimológicamente sería amor a la casa y por un compromiso, aplican una serie de acciones de mejora. En este caso, tampoco se requiere una situación muy rimbombante, ni pertenecer a sociedades ni asociaciones internacionales, con que en nuestro microentorno, en el área de nuestra acción diaria, mostremos ese compromiso, con eso ayudamos.
    Aquí el punto es que cada uno de nosotros revisemos a cuál de los tres grupos pertenecemos, cuál de las tres actitudes estamos practicando, porque todas y todos compartimos la misma casa que se llama planeta tierra, por lo que todos tenemos un punto de responsabilidad por mantenerla no sólo limpia, sino funcional, igual que el lugar en que comparte el espacio con su familia, el negocio o empresa con el que sustenta a esa familia, si los otros no hacen, pues ni modo, a hacer nosotros, porque ya no queda aquello de que a mí no me enseñaron, porque podemos aprender, ya no se vale evadir por ese lado. Como vemos, nuestras actitudes humanas, impactan directamente en el lugar en que habitamos, para mal o para bien, depende de ti.

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