Mónica Zaldívar
Client Solutions Director
Great Place to Work® México
Es una cuestión que sigue generando interés y controversia para expertos en Recursos Humanos, líderes de organizaciones comprometidas con la diversidad y asociaciones en pro de la inclusión.
Los historiadores atribuyen estas diferencias a los estereotipos y expectativas que de manera inconsciente se han instalado en las mentes de los colectivos (Jackson, Engrstrom, Emmers-Sommer, 2007). Estos estereotipos de género existen tanto en las mujeres como en los hombres; los cuales han creado barreras invisibles donde no hemos sido capaces de potenciar el talento femenino en posiciones “masculinas”, ni tampoco el talento masculino en posiciones “femeninas”.
La incursión de la mujer en el mundo laboral ha sido un proceso largo y complicado, partiendo de que la legislación por la equidad de género en los lugares de trabajo sucedió hasta el siglo XX en Estados Unidos, donde, por ejemplo, se hizo ilegal para los empleadores pagar menos a las mujeres por hacer lo mismo que los hombres (Departamento del Trabajo, 2010).
Los esfuerzos que se han realizado apenas empiezan a reflejar los primeros resultados. Por ejemplo, en 2011 la Organización Catalyst publicó que en los Estados Unidos las mujeres representaban el 47% de la población económicamente activa, del cual solo un 14.4% ocupaba posiciones gerenciales y solo el 2.2% de los CEO de las 500 de Fortune eran mujeres.
Si bien existen datos en Estados Unidos sobre la representatividad femenina en el mundo laboral, en Latinoamérica aún encontramos grandes huecos de información al respecto. En 2018 Great Place to Work™ México publicó datos sobre la representación femenina en posiciones de liderazgo en las empresas que conforman el ranking de la categoría de 500 a 5000 colaboradores, donde solo el 24% de las posiciones directivas están a cargo de mujeres y en un 35% ellas ocupan posiciones gerenciales.
El icono femenino de las organizaciones en México
El estereotipo de la mujer está asociado con la maternidad, comprometiendo su desarrollo personal ante la familia y su pareja, donde se les asume físicamente débiles, con dificultades para tomar decisiones “duras” y que le dedican poco tiempo a su vida profesional para cuidar de los hijos, (Olviera 1989; Tiano, 1994).
Basta con ver el último retrato social de la mujer mexicana en la década de los 70 que realizó Alfonso Cuarón, en su película Roma.
Derivado de estos conceptos, surgen actividades consideradas “femeninas” como: enfermería, soporte administrativo-secretarial, educadoras, limpieza, etc., (Zabludovsky, 1995) en donde las mujeres tienen una representatividad importante; y justo en el sector de cuidado de la salud es donde existe mayor participación femenina, siendo este del 54% (Great Place to Work™ México, 2018).
Es claro que las mujeres han ido ganando terreno en el mundo laboral, ya sea como colaboradoras o líderes y han realizado importantes aportaciones en todas las áreas; van cambiando el rumbo de la historia, han roto récords, creado nuevos productos y servicios, pero aún se habla muy poco sobre estos logros.
Por el contrario, las redes sociales y la televisión hablan más sobre situaciones que soportan en cierta manera el estereotipo femenino, dando mayor peso a contar historias trágicas o de sufrimiento; en lugar de hablar más sobre el verdadero rol de las mujeres en el mundo.
Una investigación desarrollada por Dasie J. Schultz en 2016, reveló que una de las principales causas de la poca representatividad de las mujeres en posiciones ejecutivas se debe a que no existen programas de desarrollo gerenciales enfocados a mujeres.
Es decir, suelen ser los mismos programas de décadas atrás, que responden a un estereotipo masculino y que hoy día no empata con el perfil gerencial que las mujeres han desarrollado en el tiempo.
Muller y Rowell en 1998, revelaron que las mujeres han desarrollado un perfil gerencial diferente al masculino e identificaron 4 atributos importantes: fomentan la comunicación abierta, se enfocan a la solución de problemas de manera asertiva, confían en el talento de las personas, apoyan en temas personales y profesionales.
En la Reunión Anual del Foro Económico Mundial (FEM) 2019, Tilesi Chiara envió un poderoso mensaje acerca del icono femenino, sobre el cual es posible contribuir a la desmitificación.
Las personas, las organizaciones, todos podemos apoyar este cambio realizando acciones como: comunicar en las redes sociales institucionales los logros y aportaciones de las mujeres y hombres con el mismo énfasis. Narrando a nuestros colaboradores esas historias de éxito de mujeres y hombres que nos inspiraron.
Reescribiendo en las mentes de todas las generaciones que coexisten en el lugar de trabajo, el estereotipo de que el talento existe en las personas, sin importar ningún elemento y mucho menos una asociación con el género.