Por Ing. Xavier Orendáin De Obeso
Presidente del Consejo Directivo de Cámara Nacional de Comercio, Servicios y Turismo de Guadalajara
@PresidenteCCGdl y @CamaradeCom_GDL
En un mundo como en el que coincidimos, son las empresas la base para el funcionamiento óptimo de la economía. Son ellas las que invierten, generan empleos, corren riesgos, crean riqueza. Con regulaciones y medidas que propicien un clima favorable a los negocios, el papel del gobierno es generar las condiciones para mantener nuestras ventajas competitivas en todos los sectores e industrias.
Si bien todos los sectores son clave para lograr una dinámica económica pujante, el comercio internacional y todas las industrias para hacerlo posible, son vitales y una fuente de recursos denominados en dólares.
Tenemos mucho por hacer en este campo en nuestro país. Hoy México ocupa el lugar 66 entre 190 economías evaluadas en comercio transfronterizo de acuerdo con el Doing Business del Banco Mundial para 2019.
Podríamos estar en una mejor posición si tan solo lográramos disminuir el tiempo y el costo en documentación, trámites en aduanas y transporte local. Nuestro país debe aprovechar la introducción de nuevas tecnologías para que exportar e importar sea más fácilmente mediante un expediente digital con pagos realizados electrónicamente en una sola ventanilla.
El fortalecimiento de la cooperación regional favorece el aceleramiento de la circulación de bienes y servicios entre países.
El tiempo empleado en revisiones tanto en la aduana de origen como en la de destino consumen tiempo y dinero. Por lo tanto, la introducción de sistemas electrónicos regionales entre países con los que mayormente comerciamos significaría un aumento en nuestro rendimiento en el comercio internacional.
Mejorar la infraestructura, especialmente en aduanas y carreteras es una de las oportunidades más tangibles. No solo basta con aumentar el espacio de almacenamiento, es necesario también disminuir el tiempo de la mercancía en embarque, en almacén y en distribución. En otras palabras, aumentar el volumen del comercio y disminuir los costos de transacción.
Los esfuerzos en disminuir la burocracia y mejorar la infraestructura deben ser acompañados de una comunicación efectiva entre los sectores que participan en el proceso. Así, se facilita la capacitación y se conocen debidamente las reglas de operación, permite identificar oportunidades de mejora y reduce asimetrías en la información. Además, incrementar la eficiencia en todo el proceso beneficia a la economía en general: se eleva la cantidad y calidad de bienes y servicios disponibles, se reducen los costos y se maximiza el bienestar. El reto está presente, tomémoslo.
