Además de ser talentosa y carismática, la soprano Bárbara Padilla nos ha dado una lección de vida, platicándonos cómo fue su experiencia con linfoma y cómo esta enfermedad le sirvió como impulso para alcanzar sus sueños, como cantar en diversos escenarios alrededor del mundo acompañada de las orquestas más reconocidas. Hoy es un ejemplo a seguir para muchos, ¡aquí te presentamos su historia!
¿Cuándo empezaste a notar que algo no iba bien?
Primero que nada, muchísimas gracias por este espacio que me otorgan. Y contestando la pregunta, pues bueno… Estaba estudiando música en la Universidad de Guadalajara cuando noté unos crecimientos alrededor de mi cuello. Ya me sentía cansada y había notado que estaba muy baja de peso, aunque siempre había sido muy delgada, esta vez era aún más. Al principio pensaba que los nódulos eran músculos que se estaban desarrollando por el mismo canto, pero noté también que no eran simétricos, así que fui al doctor y después de exámenes, opiniones y biopsias, me diagnosticaron con un linfoma de Hodgkin en etapa 4.
¿Pensaste que tu carrera, que iba despuntando, iba a terminar?
No, en ese momento no. Comencé una lucha que duraría cinco años. En esos cinco años pasaron un sinfín de cosas. Me dieron una gran variedad de tratamientos de quimioterapia y radiación. El cáncer no me iba a detener y de hecho, la quimioterapia tampoco… Bueno si, un poco. Había veces que duraba meses en el hospital por alguna complicación o algún tratamiento, pero solo esperaba a salir para continuar cantando y viajando. El tratamiento que sí pudo haberme destruido las cuerdas vocales fue la radiación, esa parte fue devastadora pues yo ya había obtenido una beca completa para estudiar música en la Universidad de Houston. Pocos meses antes de viajar, me dicen los médicos que desafortunadamente, el cáncer aún estaba latente y que se localizaba en mi cuello. La “mejor” opción era darme tratamiento local con radiación, pero eso destruiría mi voz. Fue un momento en que vi mi vida desmoronarse, pero mi madre estaba conmigo y me dijo: “Los médicos no son Dios, y tienes que mantenerte viva para seguir cantando…” Así que me sometí al tratamiento y milagrosamente, mi voz nunca se afectó.
¿Quién fue tu apoyo a lo largo de todo el proceso?
Hubo muchísima gente, desfiles de amigos, incontables personas que estuvieron ahí conmigo cuando más lo necesité. Mi familia, mis hermanos, mi mamá… pero sobre todas las cosas, Dios. Jesús estuvo conmigo para sostenerme y para darme las fuerzas que necesitara. Y por supuesto que veía su amor en las personas que me acompañaban y en todo lo que sucedía.
¿Has cambiado a partir de la experiencia con el cáncer?
Yo no lo llamaría un cambio, sino un enriquecimiento impresionante. El cáncer ha sido una de las bendiciones más grandes de mi vida. Fue un parteaguas que dividió mi existencia en antes y después. Me ha dado una historia que contar y Dios lo utilizó para forjarme caminos maravillosos.
¿Qué representó para ti volver a cantar?
Es que nunca dejé de cantar… Pero lo que si les puedo decir es que Dios, a través de la música, me ha dado la esperanza que he necesitado para continuar viviendo. En gran parte sigo viva por la inspiración y las ganas de seguir cantando. Por supuesto que haber vivido un milagro como el que les conté (de la radiación), me hace estar muy agradecida y me recuerda que Dios está ahí y que Él tiene un plan que no se altera sin su voluntad.
¿De qué forma utilizas la música para ayudar a personas con esta enfermedad?
La música y los éxitos que he alcanzado con ella me permiten llegar a la gente. Eso significa que tengo un público que me escucha y me da la oportunidad de contar mi historia. Yo platico lo que he vivido, lo que he aprendido y comparto la esperanza y la inspiración que se me ha dado a mí. Esta jornada ha sido verdaderamente bella porque me doy cuenta que cada vez que comparto mi testimonio, la gente reacciona de una forma que yo jamás esperé. Me da muchísimo ánimo ver que mi historia puede ayudar de alguna manera a que alguien siga adelante.
¿Qué lado positivo sacaste de tu enfermedad?
Como ya lo dije anteriormente, fue un parteaguas. Siendo muy específica, les puedo decir que estar enferma me llevó a Houston para una segunda opinión. En el mismo viaje audicioné para la Universidad de Houston y obtuve una beca completa para estudiar música. Aquí en Houston conocí a mi marido, me casé, me gradué y justo aquí mismo adoptamos a nuestra hija Elizabeth y aquí tengo mi hogar… Nada de esto hubiera sucedido si no hubiera vivido el cáncer.
¿Qué desearías decirle a la demás gente acerca del linfoma de Hodgkin?
Del linfoma y de todos los demás tipos de cáncer: No se asusten… Es curable. Al final de cuentas, todo lo que nos toca a nosotros es la lucha. A veces es muy dura, pero eso es lo que nos toca vivir. Si mantenemos los ojos abiertos, veremos que la vida está colmada de bendiciones. Al final de la jornada, el último día de mi vida, quiero decir: “Hice lo que pude”, y no: “Pude haber hecho más”. La lucha es nuestra, los resultados son de Dios.
(photos by NUNU)