Hoy, como parte de una clase, fuimos a caminar a un cerro que en lo más alto tiene una iglesia, el cual he subido muchas veces durante toda mi vida cuando estudiaba o hacia ejercicio, esta vez fue algo diferente, me llevé una nueva enseñanza.
Yo sabía que toda meta, sueño o propósito es como una montaña que subes hasta llegar a la cumbre, pero hoy entendí otra cosa. Como hicimos varias paradas para hacernos conscientes de lo que estábamos haciendo, me di cuenta de que el panorama era totalmente diferente en cada parada que hacíamos.
A medida que iba subiendo noté que la ciudad se veía hermosa, pero como la tarea era subir, no me detuve hasta que mi maestra hizo una parada en la misma vista que yo había percibido. Ella nos preguntó que si queríamos seguir subiendo o si hasta ahí era suficiente. Por muy hermoso que esté a donde llegas en el primer impulso, sabes que hay más para ti, así que lo dejas ir y continúas.
A la siguiente parada ya no se veía la vista hermosa que habíamos disfrutado momentos antes, de hecho lo único que se podía apreciar eran cactus y hierbas secas, pero sabía que estábamos subiendo. Seguimos otras dos paradas viendo hierba seca, aunque nuestros cuerpos nos decían que estábamos subiendo, no se veía nada diferente. ¿Cuántas veces nos desesperamos por no ver claro el horizonte donde estamos parados?
Hasta la cuarta parada, pudimos apreciar otra vista hermosa pero diferente a la primera. La maestra otra vez nos preguntó que si queríamos subir, y todas volvimos a contestar que sí. Nos decía que faltaba poco, seguimos subiendo. En la última parada ya no podíamos la primera vista, ni la segunda, veíamos pura hierba.
Cuando logramos llegar a la punta donde estaba la iglesia, fue un momento impresionante. Pudimos ver toda la ciudad de una manera increíble, apreciamos la primera y segunda vista y mucho más de lo que pudimos imaginar.
Creo que a veces así es la vida. En la subida nos tocan cosas bellas, pudiéramos quedarnos ahí pero sabemos que ese no es nuestro lugar y tenemos que dejar eso en el camino. También habrá momentos en los que estés subiendo, te frenes por un momento y no veas nada, lo que antes era tuyo pareciera que ya no está. Pero si sigues esforzándote a cumplir tus sueños y logras llegar a ese lugar que solamente tú sabes que es para ti, te sorprenderás de la maravilla que te está esperando, sabrás que es únicamente tuyo.
Cuando estés subiendo tu montaña y lleguen momentos en los que pierdes algo y parezca que no hay nada, sigue tu fuerza interior, disfruta lo que sí hay, pues en tu ser sabio está el mapa para llegar al destino, sigue por ahí.