Si bien cualquier día es bueno para emprender una meta, también es cierto que la época decembrina se presta para establecer objetivos y metas renovadas. En ningún otro momento del año están tan llenos los gimnasios, los grupos de AA y todos los lugares en donde se pueden generar los buenos propósitos, pero al poco tiempo vuelven a vaciarse como de costumbre. ¿Te has puesto a pensar por qué sucede esto? Desde mi punto de vista todo se refiere a expectativas.
La mayoría de las decepciones en la vida y las veces que nos rendimos ante los objetivos o metas, derivan de que nos creamos muy altas expectativas en muy corto plazo y en la medida en que no se cumplen desertamos. Piensa en este ejemplo: alguien tiene un sobrepeso de 30 kilos, lleva 10 años con malos hábitos que le han ocasionado este resultado que incluso atenta contra su vida; desesperado se inscribe en un gimnasio el 1 de enero y empieza con muchas ganas, al término de un mes y con el cuerpo poco más que adolorido se da cuenta de que ha bajado dos kilos, cuando sus expectativas eran una reducción de al menos ocho. Si pensamos negativamente, como la mayoría, el resultado es suficiente para rendirse. Si las expectativas hubieran sido perder al menos un kilo estaría feliz al obtener el doble de lo esperado y sería motivo suficiente para continuar. Mi abuelo diría “más vale paso que dure que trote que canse”, que aplica para todo tipo de metas. La clave está al momento de establecer las expectativas.
Con esto no quiero parecer conformista, pero la meta debe ser lo suficientemente alta como para moverme, y al mismo tiempo, lo suficientemente alcanzable como para lograrla: conseguir pequeñas metas me llevará hacia la gran meta. No me considero un devorador de libros ni mucho menos, pero mi meta es leer al menos 10 al año, para esto sé que debo leer un libro cada 35 dias, lo cual se convierte en promedio en un capítulo diario, el cumplimiento de la meta diaria me lleva a la meta anual, si leo 10 libros al año, estoy 10 veces por encima del promedio de los mexicanos, y saber 10 veces más que el promedio se traduce en tener 10 veces más oportunidades. ¿Te imaginas lo que tu vida puede cambiar si sabes 10 veces más que el promedio? Lo menos que puede sucederte es que ganes 10 veces más que el promedio. Pequeñas disciplinas diarias te llevarán al éxito. Como dicen por ahí “menos face más book”.
Aprovecha esta temporada para establecerte tres metas: una personal, relacionada con tu salud (tal vez dejar de beber, fumar, bajar de peso, mejor alimentación o ejercicio); diseña un plan alcanzable y define en cuál te enfocarás, solo uno de este rubro. En el ámbito profesional, piensa en un aumento de sueldo, más ingresos, promoverte en tu trabajo, emprender un nuevo negocio. También elige uno que tenga que ver con tu familia, como unas vacaciones, una nueva casa o auto, y opta por un plan alcanzable para lograrlo. Te aseguro que si lo planteas y agregas una dosis de entusiasmo, pronto festejarán la consecución de un nuevo sueño. Recuerda que si no sabes a dónde vas, ¡Ya llegaste!