A los 36 años, Alejandra Treviño González ha convertido su pasión por el cuidado y la belleza en un proyecto que inspira a muchas mujeres. Licenciada en Nutrición y Cosmetología, es la mente y el corazón detrás de OM Spa Saltillo, un espacio que refleja su visión de bienestar integral y su deseo de ofrecer algo distinto.
“Desde la universidad sabía que mi sueño era tener mi propio negocio, pero no quería dedicarme solo a la nutrición”, cuenta Alejandra.
Esa inquietud la llevó a especializarse en cosmetología, convencida de que podía brindar un servicio más completo. Sin embargo, el camino no fue inmediato.
OM SPA Saltillo; Una travesía de la salud
Tras graduarse, trabajó cuatro años como coordinadora de nutrición estatal en la Secretaría de Salud, hasta que decidió dar el salto.
“Llegó un día en que me sentía estancada y retomé la idea: buscar locales, permisos, aparatología… Empecé de cero y, después de nueve años, el sueño sigue vivo”.
Para Alejandra, el impulso de emprender surgió de su deseo de ser diferente. “No quería ser solo nutrióloga. Quería darme a notar por algo más”, dice.
Además, pensaba en el futuro: en poder equilibrar su carrera con la maternidad. Hoy, con dos hijos, se siente agradecida de haber tomado aquella decisión.

Pero no todo ha sido sencillo. La pandemia representó uno de los mayores retos. “Como muchos, me vi obligada a cerrar. Estuve seis meses sin ofrecer servicios. Fue un nuevo comienzo, con nueva inversión y nueva fe. Gracias a nuestras clientas fieles, logramos levantarnos.”
Alejandra sabe que la clave de un spa exitoso está en la atención al cliente y la constante innovación. “Hay que mantenerse a la vanguardia y brindar servicios de alta calidad”, afirma.

Por eso, dedica tiempo a capacitarse y actualizarse en las últimas tendencias del cuidado de la piel.
Aunque reconoce que equilibrar la parte administrativa con la atención personalizada no es tarea fácil, ha aprendido a confiar en su equipo. “Delegar cuesta, pero con organización todo se puede lograr.”
A quienes sueñan con emprender, les deja un consejo que resume su filosofía de vida: “Más vale intentarlo y luchar por tus sueños que quedarte con la duda de qué hubiera pasado. No empieces en grande, ve paso a paso, siempre de la mano de Dios y con fe.”

Con la mirada puesta en el futuro, Alejandra visualiza un OM Spa renovado, con más cabinas, aparatología y servicios innovadores.
“Me gustaría volver al local grande con el que empecé y, algún día, franquiciar mi negocio. Ese sería uno de mis mayores sueños.”
Bajo su liderazgo, OM Spa no solo es un lugar para cuidar el cuerpo, sino un reflejo del amor, la constancia y la visión de una mujer que decidió transformar su pasión en propósito.


