En el mundo de los destilados ultra premium, Tequila La Santa se distingue no solo por su calidad excepcional, sino también por la historia que lo inspira. Creado para quienes saben reconocer el verdadero valor de la vida, este tequila está diseñado para celebrar y disfrutar los momentos de oro, esos instantes únicos que merecen quedar en la memoria.

Un tributo con esencia familiar
Tequila La Santa nació en 2014 como un tributo en vida a nuestra madre, Aida Harfush Ron, madre de seis hijos, a quien siempre hemos considerado “una santa”. Su fortaleza y amor nos guiaron a crear una marca que llevara su nombre y reflejara lo mejor de nuestra tradición.

En 2018, tras el fallecimiento de nuestro padre, decidimos llevar a nuestra madre a Líbano, tierra de sus ancestros, con una escala en Dubái. Fue ahí donde ocurrió un instante que cambió todo: Aida pidió por error un capuchino cubierto con hojas de oro comestible. Al verlo, estalló en carcajadas, riendo por primera vez desde la pérdida. Ese momento, tan luminoso y poderoso, nos inspiró a incorporar el oro comestible de 24 kilates simbólico en nuestros tequilas, recordándonos que la vida está hecha para disfrutarse y que debemos crear siempre momentos de oro.

Un tequila premiado y super premium
Siendo un tributo a nuestra madre, no podíamos conformarnos con menos que la perfección. Era imprescindible contar con la mejor presentación posible y, más aún, con un tequila ultra premium por dentro. El resultado ha sido reconocido con distintos premios internacionales, consolidando a La Santa como un tequila galardonado que honra tanto la tradición como la innovación.

Hoy, Tequila La Santa no solo representa un destilado de lujo; es un símbolo de celebración, resiliencia y gratitud. Cada botella guarda una historia, cada sorbo evoca un recuerdo, y cada brindis invita a valorar lo más importante: los instantes que nos unen.


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