Humano, transparente y siempre abierto, Marcelo Valdés Quintanilla es reconocido por formar parte de una de las empresas ganaderas y lecheras más reconocidas de La Laguna, pero también lo es por ser irrestrictamente una figura con un genuino interés por sumar y acrecentar la historia de la región.
Recientemente nombrado Director de Desarrollo Económico de Torreón, y a punto de entrar en su cuarta década de vida, para Marcelo, la fórmula consiste en conjugar la experiencia que adquirió en su empresa familiar, con la formación académica internacional que recibió, además de defender una visión clara de lo que significa construir futuro.
Sin dudarlo, desde el nuevo despacho en que materializa ideas, afirma que su propósito es claro y consiste en aportar al crecimiento económico de Torreón, desde una perspectiva empresarial y humana.
“Vengo a aportar mis conocimientos, vengo a aprender y a poner mi granito de arena. Torreón tiene historia, pero todavía falta la que nos toca contar a nosotros y a nuestras familias”, sostiene.

Así se formó Marcelo Valdés
Marcelo nació y creció en un entorno en el que, desde el seno familiar, se le inculcaron fuertes valores de independencia, trabajo y unión.
Este estilo lo acompañó durante sus años de estudio y lo llevó a buscar horizontes más allá de la región.
Por ello, mientras cursaba la licenciatura en Comercio Exterior y Aduanas en la Universidad Iberoamericana de Torreón, participó en intercambios académicos en España y Argentina.
Y, posteriormente, vivió una de las experiencias que marcaron su visión global, al experimentar un semestre a bordo del programa académico internacional Semester at Sea, que lo llevó a recorrer distintos países del mundo.
Tras esa experiencia, viajó a Melbourne, Australia, para estudiar un MBA en la Victoria University, con especialidad en Administración y Marketing.
Durante su estancia, además de fortalecer su futuro estilo empresarial, conoció a Fátima, su hoy esposa, con quien formó una familia que considera el principal motor de su vida.
La tradición ganadera
Al regresar a Torreón, Marcelo Valdés recuerda que se incorporó de lleno al negocio familiar, pues, para él, la ganadería lechera forma parte de su historia personal y profesional, ya que representa la cuarta generación de una tradición que comenzó con su bisabuelo.
En todo momento, su desarrollo se guió por la misma filosofía familiar que sus antecesores, siendo fiel creyente de que ningún miembro puede exigir algo que no esté dispuesto a hacer.
“Un dicho de mi papá es que no puedes exigir lo que tú no puedes hacer. Por eso empezamos barriendo o recogiendo, para entender lo que implica cada parte del trabajo”, dice.
Asimismo, el contacto con la actividad agrícola y ganadera también lo acercó a la representación empresarial.
Marcelo fue presidente de la Cámara Agrícola y Ganadera, cargo en el que reforzó su convicción de que el desarrollo regional depende de la unión de sectores.
“La unión hace la fuerza, y en la Laguna siempre hemos sabido sumar, independientemente de partidos o colores. Si le va bien a un sector, le va bien a todos”, asegura.
La visión empresarial de Marcelo Valdés para la Ciudad
Tras este andar, su perfil lo llevó recientemente a asumir la Dirección de Desarrollo Económico de Torreón, desde donde busca imprimir una visión empresarial al servicio público.
En palabras de Marcelo, la clave está en articular a los actores de la región, sea ciudadanía, academia, iniciativa privada o gobierno, a quienes percibe “como los dientes de un engrane, donde si todos están al mismo nivel, la maquinaria completa se mueve”.
Con gran confianza y agradecido por la encomienda, es enfático en que Torreón se encuentra en un momento clave para convertirse en un polo de inversiones; por ello, considera importante fortalecer el talento local y vincularlo con las oportunidades laborales que llegan con las nuevas industrias.
Tinta con valores
Tanto en su faceta de Director de Desarrollo Económico, como en la de empresario, Marcelo Valdés está convencido de que si la honestidad, la integridad y la apertura al diálogo son sus ejes rectores, terminarán marcando su vida personal y profesional.
“La honestidad es ante todo. Siempre hablar las cosas como son. Estoy abierto a escuchar tanto críticas como cosas buenas, porque eso también te hace crecer”, sostiene.
Y en este camino, su familia es el pilar fundamental. “Mi esposa y mis hijos son mi motivación. Como los veo felices, quiero ver al resto de las personas”, dice.

Su figura personal
Fuera del trabajo, Marcelo cultiva aficiones que lo mismo combinan tradición que pasión. Una de ellas son los autos antiguos, un gusto heredado de su padre y compartido con sus hermanos e hijos.
Otro de sus hobbies, señala con humana franqueza, es armar legos, una actividad que describe como un ejercicio de concentración y relajación. En todo, Marcelo Valdés es cuidadoso al detalle.
Escuchar sus palabras remite a su historia empresarial, lo que él, con sobriedad, adjudica a su forma de pensar en el impacto colectivo de sus acciones.
“No quiero levantar banderas, lo que quiero es que se hagan las cosas de la mejor manera y que a todos nos beneficie”, afirma.
“Me gustaría dejar una huella en la cual se diga: se hizo un buen trabajo, se lograron los objetivos y se creció, no por una sola persona, sino por un equipo. Que mis hijos vean que su papá lo intentó, que lo hizo con todas las ganas y que dejó a personas felices”, concluye.



