Ale Iturbe: la nadadora saltillense que encontró libertad en el mar abierto

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La historia de una atleta que convirtió el mar en su espacio de libertad, aprendizaje y propósito.

Desde muy pequeña, Ale Iturbe descubrió en el agua algo más que un deporte: un refugio. “El agua se volvió mi espacio seguro. Es el único lugar donde podía desconectarme del mundo y entrar en un espacio meditativo y de introspección”, comparte la nadadora saltillense.

Del agua como refugio a una vida entre olas

Su historia con la natación comenzó en una alberca, pero con el tiempo esa superficie limitada le quedó corta. El agua se convirtió en espejo y maestra: un lugar donde podía encontrarse y desafiarse a sí misma. “Creo que me enamoré del agua cuando entendí que no solo era un deporte, sino una forma de conocerme, de retarme y de sentirme libre.”

Con los años, ese amor la llevó a explorar nuevas fronteras. El mar, con su inmensidad e imprevisibilidad, la retó a dejar atrás los carriles y las rutinas. “Llegó un punto en el que la alberca me quedó chica. El mar me ofrecía eso: lo desconocido. En el mar no hay barreras. Cada día es diferente y eso me obligó a aprender a adaptarme, a confiar y a mantener la calma.”

Retos, aprendizajes y equilibrio entre la mente y el cuerpo

La natación en aguas abiertas exige más que fuerza física; demanda fortaleza mental. Para Ale Iturbe, su mayor reto ha sido dominar la mente:

El cuerpo se entrena, pero la mente a veces juega en contra. En aguas abiertas te enfrentas a la incertidumbre: el clima, las corrientes, la soledad. Lo he superado enfocándome en lo que sí puedo controlar: mi respiración, mi ritmo, mi actitud.”

Su preparación va más allá de lo físico. Antes de cada competencia visualiza el recorrido, imagina el contacto con el mar y realiza pequeños rituales que la ayudan a mantener los nervios bajo control. Para ella, la clave está en encontrar equilibrio.

Más allá del entrenamiento o las metas, tenía que disfrutar el mar sin dejar de lado mi vida laboral y personal. No se trata solo de competir o rendir al máximo, sino de gozar el proceso y mantener viva la pasión que me trajo hasta aquí.”

Ale ha nadado en lugares que parecen postales: las aguas turquesas de Tailandia, el imponente Mar Rojo en Egipto, los contrastes modernos de Dubái, los amaneceres de Sudáfrica y los fríos paisajes del Perú.

Cada travesía tiene su propio encanto y algo especial que me deja marcada”, afirma. Actualmente se encuentra en Grecia, un destino que describe como un renacer: “Cada nado aquí se siente como volver a empezar.”

Pero no todo es el mar, Ale tiene los pies fijos en la tierra, y contempla otras ocupaciones.

Además de mi pasión por el mar, actualmente me desempeño laboralmente en Davisa, una empresa de la que me siento muy orgulloso de formar parte. Para mí es un honor pertenecer a una organización que, además de ser líder en Saltillo en el desarrollo de proyectos inmobiliarios, me abrió las puertas como patrocinador, apoyando cada uno de los mares que nado. Davisa no solo construye edificios, sino que también impulsa el desarrollo humano y deportivo, fomentando valores como la disciplina, el esfuerzo y la perseverancia, que compartimos tanto en el deporte como en la vida profesional.

Inspirar, compartir y cuidar el mar

Más allá de sus logros deportivos, Ale Iturbe ha convertido su pasión en una forma de impacto social. A través de Aletas, su proyecto de clínicas de natación para niños con discapacidad, busca compartir el amor por el agua y abrir espacios inclusivos dentro del deporte. “Lo que más me llena no son las medallas —que han llegado sin buscarlas—, sino todo lo que el mar me permite compartir: experiencias, aprendizajes y la oportunidad de inspirar a otros a vivir el deporte con pasión y propósito.”

Su compromiso también la ha llevado a representar importantes causas: en 2026 será embajadora del Cruce Cancún Mujeres, un evento que conmemora el Día Internacional de la Mujer, y por segundo año consecutivo participa como embajadora del Los Cabos Cortés Open. Además, planea involucrarse en la conservación marina: “Cuidar el mar es una forma de agradecerle todo lo que me ha dado.”

“Que no tengan miedo de empezar, aunque no se sientan listas. El mar no busca perfección, busca compromiso. Habrá días duros, pero cada brazada cuenta. No importa si vas lento o si el mar está agitado, lo importante es no dejar de moverte. Todo lo que necesitas ya está dentro de ti.”

— Ale Iturbe

Con ese mensaje, Ale Iturbe inspira a nuevas generaciones a nadar con propósito, perseverancia y amor por el mar.

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