Cecy Boughton: una chef con sazón solidario

Players of Life - Gravatar
6 Min Lectura

Dos de los tres libros que ha publicado la chef Cecy Boughton son ediciones de pasta dura que llaman la atención por su cuidado editorial. Desde las ilustraciones hasta la elección del papel, cada detalle refleja su formación en diseño gráfico y su amor por la estética. 

Más allá de la calidez que inspiran “Detrás de la cocina: recetas del corazón”, “Menos azúcar, más vida” y “Detrás de la cocina: celebrando a México”, estos recetarios tienen un trasfondo que los embellece aún más. 

Y es que las ganancias totales de los tres, así como uno más en gestación, se han destinado a asociaciones de beneficencia, gracias también al apoyo de empresas como Xignux, Nutrioli, Food Service Group, CSI, Grupo Gemelo y Alacrán.

“Compartir es lo mejor que podemos hacer. Entre más das, más recibes. Es verdad, no es una frase bonita”, señala.

Del plato al papel

 “Siempre tuve claro que si algún día hacía un libro, tenía que ser para ayudar”, dice Cecy. Fue hasta el 2018 cuando la idea se concretó, para apoyar a Ya Puedo Escucharte, asociación que se dedica a donar aparatos digitales a personas con discapacidad auditiva. 

Ese mismo año, creó  un compendio de recetas saludables con el aval de especialistas de la Asociación Mexicana de Diabetes en Nuevo León, que tiene el libro a la venta en su sede. 

En el 2020 vio la luz un segundo libro para apoyar a Ya Puedo Escucharte, que como el anterior, agotó su tiraje. Ahora prepara su próximo libro, cuyas ganancias serán destinadas a Humind, organización que promueve la salud mental.

Además del tinte filantrópico, sus libros se distinguen por incluir mensajes que acompañan a las recetas, como “Piensa con la cabeza y cocina con el corazón”, “La comida, para ser perfecta, va de la mano de una buena compañía” y “Sí puedes”.

Su proceso creativo está íntimamente ligado al arte. “Me gusta dibujar, pintar. ‘Rayo el plato’, lo dibujo, escribo la receta al lado y luego la llevo a la práctica. Porque a veces el dibujo queda divino y la receta no sabe rica. Entonces hay que rectificar todo”, dice.

Una vocación que empezó en la infancia 

El amor por la cocina se sembró en Cecy desde niña. “Mi abuelito Lorenzo Boughton fue mi gran maestro. Todos los hermanos de mi papá cocinan, las mujeres son reposteras. Crecí en un ambiente de cocina desde muy chiquita”, cuenta.

La estética de la mesa también era parte de su formación. “Mi abuela Alicia era la reina de la mesa. Todo estaba perfectamente puesto, así que tengo esa escuela de la belleza y de la gastronomía”, dice.

Aunque estudió Diseño Gráfico, su camino profesional se orientó pronto hacia la cocina. Se formó en gastronomía internacional, con cursos en el Cordon Blue, pero con humildad considera que su mayor escuela es la práctica. 

Cecy Boughton

Su vocación culinaria se consolidó al casarse. “Todo comenzó con un campamento de verano para niñas. “Les enseñaba etiqueta, cocina, y además, emprendimiento. Les decía: ‘No le vendan a su papá. Salgan a vender”, comenta.

La iniciativa creció tanto que pronto daba clases de lunes a sábado.Desde entonces han pasado 20 años y aún comparte sus conocimientos en la cocina con la misma energía y amor. 

”Me encanta enseñar, lo disfruto muchísimo. Cuando enseñas, aprendes el triple”, sostiene.

El ingrediente secreto

La generosidad atraviesa todo lo que Cecy hace. Además de los libros, ofreció talleres de cocina en línea durante la pandemia a beneficio de la Cruz Roja. “Entregamos canastos con todo lo necesario para cocinar en familia. Participaron más de 300 personas por Zoom. Y lo hicimos varias veces. Fue increíble”, recuerda.

También ha impartido clases a personas con discapacidad visual. “Me decían que no podía darles cuchillos filosos. ¿Tú crees que uno se cortó? Ninguno. Todos podemos cocinar, solo hay que dar la oportunidad”, dice Cecy, quien dice haber aprendido el valor de la solidaridad de su madre, Cecilia Maldonado.

Para la chef, compartir recetas es compartir la vida. “Las recetas no son mías, no son de nadie, las haces a tu manera. Me gusta decir en mis videos: ‘A mi modo’. Porque a cada quien le queda distinto”, asegura.

Lo que más le enorgullece de ser chef es el contacto humano. “Me encanta enseñar. Me llena ver a alguien aprender. La cocina es terapéutica. Es un spa mental. Si estás en un aprieto económico, puedes aprender a hacer galletas o pasteles y salir adelante. La cocina salva”, sostiene.

Y aunque ya ha publicado tres libros y está por lanzar el cuarto, no se le sube el ego. Todo lo contrario. “Toco los libros y digo: ‘Esto lo hicimos, salió de aquí, de la casa, de nuestro equipo’. Me llena el corazón, pero me llena mucho más de humildad”, concluye.

Comparte este artículo