Guidova: Vinos creados en Coahuila para trascender

Bodega Guidova en Arteaga y Parras: vinos de alta gama que reflejan el potencial vitivinícola de Coahuila

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Fotos por Alejandro Almaraz.

En este viaje, uno de los proyectos que más me conmovió fue Guidova, una bodega nacida de la unión de tres socios: José Trillo Rivas, ingeniero agrónomo y enólogo formado en España, junto con Jorge y Alberto del Bosque de la Peña, empresarios con visión y compromiso hacia el vino mexicano. Los tres decidieron apostar por Arteaga y Parras, convencidos de que Coahuila es hoy —y será aún más en el futuro— la región con mayor potencial vitivinícola del país.

Precisión y elegancia en cada detalle

Al entrar a la bodega, lo primero que sentí fue un contraste: la modernidad de sus instalaciones frente al silencio natural de la sierra. Todo aquí transmite planeación, desde la arquitectura hasta el viñedo mismo, cuidadosamente parcelado tras años de estudios de suelo y clima.

José me explica que tardaron dos años solo en elegir la ladera ideal para plantar, y cuando escucho su trayectoria, entiendo por qué este nivel de rigor está presente en cada decisión. Formado en la Universidad de León y con un máster en Enología y Viticultura en la Politécnica de Madrid, José trabajó en Los Cedros como director técnico de 2015 a 2022 y como consultor en 2023. En Bodegas del Viento y Tribos continúa desde 2015, primero como director técnico y ahora como consultor, lo que habla de la confianza que ha construido en la escena vitivinícola local.

Hoy, en Guidova, no solo es socio: es el alma técnica y conceptual del proyecto.


La dualidad de los terroirs

Las plantaciones de Guidova se extienden en dos zonas:

  • Sierra de Arteaga (más de 2,000 metros de altitud), con Malbec, Merlot y Tempranillo, complementadas por Cabernet Franc, Pinot Noir y Verdejo.
  • Valle de Parras, con clima más cálido, donde cultivan Cabernet Sauvignon, Syrah, Petit Verdot, Malbec y Cabernet Franc.

La dualidad de terroirs —tan cercanos geográficamente, pero opuestos en condiciones— permite una gama de vinos únicos en México.


Una copa cuentacuentos

En la sala de barricas, el aire se impregnaba de madera tostada, notas dulces de vainilla y frutos rojos. Allí probé el Guidova Malbec 2021, un tinto vibrante, con taninos firmes pero pulidos, que refleja la fuerza de Parras.

Luego llegó el turno del Guidova 30, un vino que hace honor a su nombre: 30 meses en barrica y un año en botella antes de liberarse. Su potencia y complejidad se perciben desde el primer sorbo, pero lo que más me sorprendió fue la elegancia con la que se abre en boca, como si cada capa estuviera diseñada para aparecer en su justo momento.

José lo describe como un vino listo para disfrutarse hoy, pero con vida para evolucionar durante una década. Yo lo imaginé de inmediato junto a una carne asada coahuilense, con el crepitar del fuego acompañando su carácter intenso.

Esa es la magia de Guidova: vinos de alta gama pensados para disfrutar sin prisas, pero con la seguridad de que guardan un futuro prometedor en cada botella.


Producción hacia el futuro

Lo que distingue a Guidova no es solo el rigor técnico ni la calidad de sus etiquetas —que, por cierto, son un deleite visual con relieve y textura—, sino su filosofía: liberar vinos cuando ya están listos para beber.

En un país donde aún falta cultura de guarda en casa, este detalle hace toda la diferencia. El consumidor recibe un vino que puede descorchar esa misma noche, sin sacrificar su potencial de evolución.

Mi recomendación: el Guidova 30, perfecto para quienes buscan un vino que capture la esencia del terroir coahuilense con un nivel de sofisticación comparable al de las grandes regiones vitivinícolas del mundo.

La bodega se prepara para abrir recorridos a principios de 2026.


A manera de cuadro

  • Desde Monterrey: 1 hora y 10 minutos
  • Desde Saltillo: 40 minutos
  • RSVP en @guidova_vinos
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