La soledad también puede ser una llama, escribió alguna vez Mario Benedetti, refiriéndose al amor. En Mayra Hermosillo, actriz lagunera de eco internacional, las tardes sin compañía despertaron un fuego entero, que años después se convirtió en su pasión.
Mayra ha llevado su voz y talento más allá de las fronteras nacionales, pero fiel al norte, su lenguaje, expresiones, carácter y creencias, están ligadas a Torreón, Ciudad donde nació el 16 de diciembre de 1987.
Su trayectoria combina la actuación, dirección y escritura cinematográfica, siempre con el objetivo de contar historias que conecten con la esencia humana.
Gracias a ello, sus proyectos han alcanzado festivales internacionales como el Venecia, donde presentará “Vainilla”, su ópera prima en la dirección, que justo contó con filmaciones en La Laguna.

Mayra Hermosillo abriéndose paso
Con una honestidad tremendamente íntegra, Mayra Hermosillo logró abrirse paso en una industria que, como ella describe, “puede ser adictiva y profundamente compleja”.
Su carrera, a la par de la perfección técnica, ha estado marcada en todo momento por la perseverancia y la construcción de vínculos genuinos, convirtiéndose en un ejemplo de cómo La Laguna sigue proyectando talento a la escena artística global.
Mayra comparte que creció rodeada de figuras femeninas, como su madre, abuela, bisabuela, tía, prima y su nana.
Como si estuviera viendo sus propias escenas, recuerda una niñez “muy cuidada” pero también solitaria, ya que las largas jornadas laborales de su madre y su abuela la dejaban sola en las tardes.
Sin embargo, ese tiempo lo llenaba inventando historias y recreando escenarios inspirados en los trabajos de su madre, quien llegó a ser bartender, secretaria y propietaria de una reparadora de calzado.
“Me encantaba jugar a que yo era bartender… inventaba gran cantidad de historias a partir de los trabajos de mi mamá”.
-Mayra Hermosillo, actriz lagunera-
Ante ello, y desde niña, su inclinación por la actuación se manifestaba en improvisadas puestas en escena en el patio de su casa, con escenografías hechas a mano y la influencia de las telenovelas que veía.
No obstante, durante años pensó que no encajaba físicamente en el perfil que veía en las actrices de pantalla, por lo que optó entonces por estudiar Comunicación y trabajó como presentadora del clima y reportera cultural, aunque sentía que algo le faltaba.
Oportunidades recibidas
Finalmente, la oportunidad de reencontrarse con la actuación llegó con un taller del Teatro Nazas, donde el maestro Miguel Flores le dio “toda la esperanza del planeta” y la motivó a mudarse a la Ciudad de México.
La transición no fue sencilla. Sin contactos y con recursos limitados, Mayra Hermosillo se sostuvo trabajando en labores, como el Festival Cervantino, mientras pagaba talleres de actuación.
Más tarde, la puerta se abrió cuando dos maestras la recomendaron para castings, y luego, bajo la guía de la directora de casting Isabel Cortázar, comenzó a participar en series y películas.
Aun así, considera que su camino fue largo, pero lleno de momentos precisos.
“Me tardé muchísimo en que me dieran un sí… pero ahora sé que a mis 22 años no hubiera tenido la piel para disfrutar lo que me pasa hoy”, reflexiona.
Los aprendizajes de Mayra Hermosillo
En el marco del estreno de “Vainilla” en Venecia, Mayra recuerda que, ante las dificultades para obtener papeles, comenzó a escribir cortometrajes.
Ahora, con su ópera prima, filmada junto a personas cercanas, llegó a festivales internacionales, un logro que, pese a todo, no planeó.
Actualmente, Mayra Hermosillo combina la actuación y la dirección.
Acaba de participar en una serie para Netflix y filmará una película con Alessandro Alderete. Además, desarrolla también un proyecto que aborda las experiencias de actrices en la industria y reflexiona sobre lo adictivo y desafiante del medio.
Por ello, considera imposible verse haciendo otra cosa que no sea crear, “ya sea escribiendo, dirigiendo o actuando”.
En tanto, para sí misma, considera que “ahora mis impulsos tienen una contención mucho más madura que antes”, por ello, como en la escena de la vida, solo puede imaginarse como un ave, guiada por el amor, y con un camino siempre claro: “Yo estoy enfocada en seguir creciendo”.



