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diciembre 25, 2024

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Doce uvas-Columna de Fernando Todd

Diciembre es un mes de reuniones familiares, de cerrar ciclos y de reflexionar sobre los aprendizajes del año.

Por

Fernando Todd
Fernando Todd

“No podemos dirigir el viento, pero podemos ajustar las velas”.

Proverbio popular.

Diciembre es un mes de reuniones familiares, de cerrar ciclos y de reflexionar sobre los aprendizajes del año. Para las empresas familiares, estas fechas tienen un significado especial, pues, además de evaluar resultados y proyectar el futuro, se plantea una oportunidad única para afianzar los lazos y la visión común que mantienen al negocio unido.

Es un buen momento de pensar en el gobierno corporativo como una herramienta útil para asegurar que los lazos familiares y la misión empresarial continúen fuertes, creciendo y adaptándose a un entorno cambiante.

Las empresas familiares tienen una ventaja única: la fuerza de los vínculos familiares puede dar estabilidad y sentido a su actividad empresarial. Sin embargo, esa misma cercanía que une puede, en ocasiones, ser una fuente de tensiones o confusión si no se gestiona adecuadamente.

En este contexto, el gobierno corporativo se convierte en algo más que un conjunto de reglas y procesos. Es la base para que la familia y la empresa encuentren un equilibrio duradero, permitiendo una toma de decisiones ordenada y clara, y que cada integrante de la familia conozca su rol dentro del negocio.

A medida que crece la familia y el negocio, surgen nuevos retos. Los miembros más jóvenes pueden tener ideas frescas sobre la dirección de la empresa, mientras que los fundadores y las generaciones anteriores valoran la tradición y los métodos que han probado su eficacia. Integrar estas perspectivas es fundamental para asegurar la continuidad del negocio sin sacrificar los valores fundacionales.

El gobierno corporativo actúa aquí como un marco que establece roles, responsabilidades y procesos, permitiendo que las nuevas ideas se integren sin perder el rumbo.

En esta época del año, también es natural pensar en el futuro. ¿Cómo podemos garantizar que la empresa siga siendo sostenible y que el legado familiar permanezca intacto? Para muchas empresas familiares, la respuesta está en fortalecer la estructura de gobierno corporativo.

La implementación de un Consejo de Administración o Consultivo puede ser un paso clave. Este consejo no solo se encarga de las decisiones estratégicas y de supervisar el cumplimiento de la misión de la empresa, sino que también aporta una perspectiva objetiva y profesional que va más allá de las relaciones familiares. De este modo, el consejo permite que el negocio se mantenga competitivo y alineado con las mejores prácticas de gestión.

Un aspecto que suele ser pasado por alto, pero que tiene un impacto crucial en la armonía y el éxito de la empresa familiar, es la claridad en la sucesión y el relevo generacional.

Muchas familias evitan hablar de este tema por las emociones que involucra, pero diciembre es un buen momento para replantear este enfoque. La planificación de la sucesión es una muestra de responsabilidad y amor hacia las generaciones futuras, y el gobierno corporativo facilita este proceso al establecer un marco claro y compartido.

A través de un Protocolo Familiar, cada miembro de la familia puede comprender el plan de sucesión, los criterios de selección y el camino que deberá recorrer para asumir roles de liderazgo en el futuro.

Además, en el contexto global actual, muchas empresas familiares en México y América Latina enfrentan nuevas oportunidades y desafíos. El fenómeno del nearshoring y el aumento de la competitividad en los mercados internacionales están generando un interés renovado en las empresas familiares que cuentan con una estructura sólida y profesional.

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En este sentido, aquellas empresas que han trabajado en su gobierno corporativo se encuentran en una posición privilegiada para aprovechar estas oportunidades, ya que inspiran confianza y proyectan una imagen de estabilidad y seriedad ante socios e inversionistas.

En estas fechas de reflexión, invitaría a las empresas familiares a tomar un momento para evaluar cómo están cuidando la armonía y el bienestar de la familia dentro de su negocio.

Pensar en el legado no es solo una cuestión de éxito económico, es un compromiso con los valores, la historia y la visión que un día impulsaron a los fundadores. Diciembre es un mes para renovar ese compromiso, asegurando que el próximo año, y los que vendrán, encuentren a la familia y a la empresa no solo en pie, sino en armonía y preparados para los retos que están por venir.

Y así, al llegar la medianoche del último día del mes y con cada uva que tomemos, podemos hacer de este momento una promesa para nuestra empresa familiar.

Cada uva es una oportunidad para recordar lo que nos une y lo que queremos para el futuro: crecimiento, unión, respeto, y la certeza de que, como familia, estamos preparados para enfrentar el nuevo año con determinación.

Que cada uva simbolice un propósito compartido y que este nuevo ciclo nos encuentre juntos, más fuertes y comprometidos que nunca con el legado que estamos creando.

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