Gabriela Elizondo de García agradece el privilegio de atestiguar cómo se gestan, desde cero, las puestas en escena del Ballet de Monterrey. Lo hace desde su rol de vicepresidenta del patronato de la institución, posición que asumió en julio pasado.
“Sentarme a ver los ensayos y ver cómo van evolucionando los bailarines en su desarrollo profesional, es algo que me emociona y apasiona”, señala.
Este lazo entrañable no es reciente, ni por asomo. Gabriela está ligada al patronato desde hace más de 20 años y ha sido presidenta, en dos ocasiones, del Club del Ballet de Monterrey, agrupación que nació con el propósito de acercar a las nuevas generaciones a la compañía de danza regiomontana.
“Ha sido una labor de grandes retos y satisfacciones”, resume.
Con una sólida estructura, que tiene en su epicentro a medio centenar de bailarines, entre principales, primeros solistas, solistas, corifeos, cuerpo de baile y aprendices, el Ballet de Monterrey tiene una efervescente actividad a lo largo del año.
Recientemente presentó “Romeo y Julieta” y “El Fantasma de la Ópera”, en diversos foros de la localidad, y ya prepara la tradicional puesta en escena de “El Cascanueces”. En el pasado, han llevado a escena las más emblemáticas obras del ballet, como “La Bayadere”, “Don Quijote”, “La Bella Durmiente”, “Coppelia” y “La Bella Durmiente”, así como diversos pas de deux: “El Corsario”, “Diana y Acteón” y “Flamas de París”.
Innegable es la aportación que esta compañía ha realizado a la comunidad regiomontana. Al respecto, Gabriela dice estar convencida de que una sociedad sin arte y sin cultura no es una sociedad completa.
“El arte es generador de inclusión social. Permite percibir la vida con más profundidad, donde nos volvemos más comprensivos y empáticos como seres humanos, estimula los sentidos, acerca a los niños y niñas a desarrollar todas estas características y los aleja de influencias nocivas para su desarrollo”, señala.
Asimismo, el ballet ha trascendido fronteras, ya que se ha presentado a lo largo de su trayectoria en Nueva York, Washington, Miami, Houston, Laredo, San Antonio, Barcelona y Madrid.
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GRAN RESPONSABILIDAD
La compañía fue fundada en 1990 por Yolanda Santos de Hoyos y la preside actualmente su hija Yolanda Garza Santos de González. Fue ella quien invitó a Gabriela, entonces integrante del patronato de la Escuela Superior de Música y Danza de Monterrey, a participar en la creación del Club del Ballet de Monterrey, junto con Susana Ortiz de Dávila, Bárbara Navarro y Manuel Camelo, entre otras personas, en el 2002.
“El propósito era acercar e involucrar a los jóvenes en el arte del ballet. Yola fue la primera presidenta del club y yo, ya segunda. En el 2012 retomo la presidenta, por dos años más, y en el 2014 me integro al comité ejecutivo, junto con Yola, y cuando ella asume la función de presidenta, me quedo sola, en el comité ejecutivo”, explica.
Luego de tomar un curso, con miras a institucionalizar al ballet, se tomó la decisión de nombrarla vicepresidenta, un cargo de nueva creación. Subir sueldos -algo que ya logró- mejorar la calidad de vida de los bailarines y mejorar las instalaciones son algunos de sus planes.
“Para mi es un honor que me hayan dado este reto tan importante el cual asumo con responsabilidad y ganas de seguir impulsando el arte del ballet en nuestro estado y en todo México”, dice.
Reconoce que hace una excelente mancuerna con Yolanda y Yosvani Ramos, el nuevo director artístico.
“Nos complementamos muy bien y hacemos un excelente equipo. Conozco pocas personas como Yola, que tienen una energía admirable y una pasión por el ballet única”, dice.
Además del desafío de administrar y hacer rendir los recursos para que la compañía subsista, el ballet también enfrenta el reto de llegar a más público cada vez. A Gabriela le encantaría que se agotaran las localidades en cada temporada.
“Que la gente pueda ver y apreciar todas las producciones artísticas, lo que significa cada una de ellas, lo que yo veo y siento en ellas”, agrega.
Cada año realizan funciones didácticas, sin costo alguno, para que más de 2 mil niños tengan un acercamiento con esta expresión artística.
FESTEJO EN PUERTA
En 2025, el ballet cumplirá 35 años, un hito que celebrarán por todo lo alto.
“Hay un equipo que se está dedicando a todo un año de celebraciones, desde pláticas, festival de cine, exposición, un libro, entre otras cosas, cerrando con una gala donde presentaremos “Giselle”, un clásico”, adelanta.
Gabriela asegura que el esfuerzo y tiempo que invierte en la compañía vale muchísimo la pena, pues dice que recibe más de lo que aporta.
“Salgo con el corazón lleno cada vez que voy a los ensayos y veo las funciones. Amo la oportunidad de estar aquí”, concluye.