En México, cada año fallecen 2,300 niños debido al cáncer, que hoy representa la primera causa de muerte entre menores de 5 a 14 años. Lo terrible es que muchas de estas vidas se pierden por la falta de recursos económicos.
Nada menos, un tratamiento de leucemia tiene un costo aproximado de dos millones de pesos anuales. Justo en solidaridad con esas familias, que atraviesan por esta situación sin la capacidad monetaria para hacerle frente, fue que Joaquín Maass y su esposa Leticia Lozano fundaron la Asociación Mexicana de Asistencia a Niños con Enfermedades Catastróficas, en 1998.
AMANEC, como se le conoce, ha cambiado la vida a miles de personas desde entonces. Sólo en el 2023 proporcionó 1,702 servicios, beneficiando a 58 niños y 248 familias, comparte Adriana Franco, quien preside la asociación junto con su esposo Raúl Saide.
¿QUÉ HACE AMANEC?
Brindan atención integral a niños y niñas de escasos recursos en su diagnóstico y tratamiento con los mejores especialistas, sin soltarlos ni un momento durante su batalla contra el cáncer. Pero además, ofrecen apoyo nutricional, psicológico y psiquiátrico a toda la familia, explica Adriana.
“Una vez que tomamos un caso, nos comprometemos a seguirlo de principio a fin, sin saber cuánto tiempo tomará ni cuánto costará; todo se va resolviendo sobre la marcha”, agrega.
También enfrentan el desafío de educar a las familias, ya que aún existen falsas creencias alrededor del cáncer, según comparte Adriana.
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“Hemos tenido casos en los que familiares no quieren acercarse al niño enfermo, por miedo a que la enfermedad sea contagiosa”, añade.
Raúl abrazó la causa hace años, ya que su hermano fue diagnosticado con leucemia, y esto lo llevó a sumarse a organismos de lucha contra el cáncer en Estados Unidos y México. Fue en 2015, cuando los Saide Franco esperaban a su cuarto hijo, que Raúl recibió la invitación de tomar las riendas de AMANEC, lo cual ocurrió dos años después.
“AMANEC me ha enseñado a dar sin esperar nada a cambio, aunque al final del día te das cuenta de que recibes más de lo que esperabas”, destaca Adriana.
SALVAR VIDAS
La asociación se sostiene con donativos de fundaciones y particulares, así como a través de campañas de apadrinamiento, donativos en especie y recolección de tapitas que se traducen en tratamientos para los pequeños. También realizan eventos públicos, como los “Kilómetros de Esperanza”, donde recolectan billetes y monedas.
En estas y otras actividades, como la Pasarela de los Superhéroes, donde los pacientes se disfrazan de su personaje favorito, también participan como voluntarios los hijos de Adriana y Raúl.
“Para mis hijos, ser parte de Amanec ha sido una gran lección de vida. Han aprendido a valorar y dar gracias por lo que tienen, especialmente la salud, y a admirar la valentía de cada uno de los pacientes que atendemos”, añade.
Para continuar con su labor, AMANEC necesita una gran sinergia con clínicas y hospitales, especialistas, donadores constantes, empresas filantrópicas y muchos voluntarios dispuestos a sumarse a la causa. Nada menos, hay muchas vidas de por medio.