Disfruta de la Columna de Luis Lindsey en nuestra edición de mayo 2024.
Al amanecer, cuando los primeros rayos del sol acarician el horizonte, el mundo parece despertar a un comienzo lleno de posibilidades. No es solo otro día; es el comienzo de una era en las fábricas, donde el presente trae consigo la oportunidad de integrar herramientas de pensamiento que potencian las capacidades de la humanidad.
Imagínate un lugar donde, al contratar empleados nuevos, no enfrentan años de arduo aprendizaje, sino días. Un lugar donde las barreras del conocimiento se desvanecen, y cada persona, con la ayuda de la inteligencia artificial, se convierte en experto y aprendiz, todo en uno.
Hoy, este futuro no es solo un sueño. Es una realidad utilizando los GTP’s de ChatGPT o la versión empresarial que le denomina companions.
Utilizando la inteligencia artificial, herramientas como ChatGPT, nos permite resolver problemas complejos donde se requiere información de muchas fuentes. Esto democratiza el conocimiento. En las fábricas, no es raro que el conocimiento se transmita de boca en boca. Si es cierto que existen procedimientos y manuales, sin embargo, siempre hay un viejo lobo de mar, que sabe hacer lo que nadie utilizando su conocimiento “tribal”. Este es el conocimiento que es difícil traspasar. Sin embargo, hoy cada empleado, frente a su computadora, se convierte en maestro y aprendiz a la vez. Si utilizamos estos GPTS alimentándolos de las bases de datos en donde se plasman las acciones correctivas, modificaciones de proceso y documentación de calidad, es posible crear un ecosistema de aprendizaje sin precedentes.
Imagina el área de mantenimiento, donde un técnico consulta un manual generado por un modelo de lenguaje avanzado en su tablet. Donde le ayuda a hacer el troubleshooting basado en las preguntas y respuestas que le hace la IA. Y que además recuerda y graba lo que otros han hecho en la máquina que está reparando. La creación de conocimientos se convierte en una misión compartida, visible para quienes deciden utilizar las herramientas.
El corazón de esta revolución no es la tecnología por sí sola, sino la comunidad que la nutre. La inteligencia artificial necesita más que datos para aprender; necesita de nuestra esencia, del corazón de quienes somos. En un espacio común, empleados comparten logros y aprendizajes, dejando un legado para quienes siguen sus pasos. Como humanidad, esta es nuestra fortaleza: la capacidad de hacer comunidad y forjar un futuro juntos.
Cada solución que documentamos, cada idea que compartimos en nuestras lluvias de ideas, se convierte en un un ladrillo más de una plataforma de conocimiento imparable. Porque entrenar estos modelos con nuestra experiencia no solo resuelve problemas presentes, sino que prepara el camino hacia innovaciones futuras.
La tecnología nos ofrece herramientas, pero somos nosotros, con nuestra creatividad y colaboración, quienes hacemos posible el progreso. Tú participación es crucial.
Este es el momento de ser imaginativos, de ser valientes en nuestra creatividad. La revolución de la IA nos necesita a todos. Con cada paso que damos juntos, estamos no sólo resolviendo nuestros problemas actuales, sino también estamos iluminando el camino para las generaciones futuras.
Este es el momento de actuar, en lugar de rechazar la IA, interpreta el acto de creación colectiva hacia un futuro donde todos somos maestros, aprendices, y creadores de un mundo mejor utilizando las máquinas para potenciar nuestra humanidad.