En sus palabras, el teatro ha cambiado la vida de Xavier García, quien reside desde hace unos años en el, como lo llama, ‘epicentro del teatro’; la Ciudad de México, y aunque su llegada a la capital fue por motivos muy distintos, el camino o más bien, la espinita que lo invadió en 2015 y que lo hizo audicionar para la obra Biloxi Blues de Neil Simon fue la misma decisiva para empezar en el mundo de las artes escénicas.
Xavier García; Caleidoscopio de orígenes
¿Qué te llevó a la capital? ¿Fue tu primera opción al salir de Saltillo?
En el fondo, el interés por el teatro. En la superficie, fue por un trabajo que me ofrecieron en CDMX relacionado con la carrera que yo había estudiado (Licenciatura en Mercadotecnia) y de la cual me había graduado semanas antes. Digo que en el fondo el teatro porque yo en ese momento ya fantaseaba con la idea de dedicarme a la actuación, aunque estaba aún lejos de ejecutarla. Y estar en la CDMX era, de alguna manera, estar también cerca del teatro. No porque en Saltillo, o en Monterrey (donde estudié mi carrera) o en algún otra ciudad no lo hubiera, sino porque para bien o para mal la capital de nuestro país es el epicentro de todo, y el teatro no es la excepción.
¿Cómo fue el comenzar una vida actoral por allá?
Como todas las artes: difícil… y lo sigue siendo. Después de 2 años en mi trabajo de oficina decidí renunciar para descubrir qué era esta espinita que se me había clavado 4 años antes en mi etapa universitaria, cuando por casualidad, por impulso o, lo que fuera, me animé a atender una convocatoria de audición para la obra de teatro estudiantil: Biloxi Blues de Neil Simon y, para mi sorpresa, me quedé. Desde la primera vez que entré al teatro vacío a ensayar y sentí la imponencia de ese espacio supe inmediatamente que ahí había algo especial. No sabía bien qué era. Pero 4 años después estaría renunciando a mi trabajo en CDMX para averiguarlo.
Desde entonces ha sido un viaje difícil, pero muy satisfactorio. Empecé haciendo comerciales. Y ahora puedo decir, sin miedo a exagerar, que el teatro y la actuación me han cambiado la vida. De una manera concreta porque ahí conocí a mi novia y, espero, futura esposa y compañera de vida. Y de una manera más inefable porque me ha hecho un mejor ser humano.
Gracias al teatro he entendido (no con la cabeza, sino entendido) la importancia de mirar y estar con el otro. De mirar(nos) a los ojos. De conectar. De no saberme un ser aislado. De permitirme ser vulnerable y saber que a través de esa suavidad es que se llega al amor que es, al menos en mi entendimiento, el fin último que da sentido a la vida. Todo eso es gracias al teatro.
Xavier García como Wykowski en Biloxi Blues de Neil Simon. Monterrey. 2015.
¿Cómo te sientes con los cambios? ¿Eres alguien apegado a su familia o te es fácil echar raíces nuevas?
Ambos. Para mí mi familia lo es todo. No puedo entender mi vida sin ellos. Mi papá tiene una manera desbordada de amar. Mi mamá es un ángel, uno que en vida fue también actriz estudiantil, después abogada. Y mis hermanos son un ejemplo de tenacidad y los admiro mucho. A la par, también es cierto que me es fácil echar raíces nuevas. No soy una persona apegada. Creo que es lindo poder avanzar sin quedarse aferrado. Lo que sí es que soy una persona muy nostálgica y eso a veces no me gusta. La siento mucho en el cuerpo. Como pensar en mi infancia en Saltillo.
Théatron o «lugar para contemplar»
Xavier, sé que tu comienzo en el teatro ocurrió en las audiciones para la obra de teatro de tu escuela; desde ese punto hasta la actualidad, destaca los hitos más importantes que te hayan llevado a donde estás ahora.
Estudiar actuación y aprender teoría. Ver teatro. Decidir, desde mi vida sumamente privilegiada, tomar el riesgo de probar.
Y hablando de cosas más concretas: producir. El oficio del actor es complicado porque el trabajo suele depender de un tercero. Cuando entendí que podía elegir entre esperar a que esas oportunidades me cayeran del cielo (una audición milagrosa, conocer a la persona indicada en el momento correcto …) y literalmente crearlas a través de la producción de mis propios proyectos, para mi fue un parteaguas importante. Entendí que puedo tomar el control de mi carrera y contar las historias que yo quiero, con quien yo quiero, en los papeles que yo quiero. Y eso, mágicamente, y como resultado, me ha abierto las puertas para llegar a esas audiciones o conocer a esas personas que, de no haberme animado a levantar mi propio proyecto, jamás hubiera conocido.
Háblanos sobre tu proceso de preparación para un papel
Primero memorizo para quitarme esa barrera racional lo antes posible. Si no domino el texto no puedo crear. Después leo muchas veces el texto y lo analizo para entender qué está pasando y cómo quiero que mi personaje modifique al otro en escena. Eso me ayuda a salirme de mi mismo y de mi ego para ocuparme del otro.
A partir de ahí, con los ensayos y la repetición, es dejar que el texto pase de la cabeza al cuerpo, que deje de ser algo racional y se vuelva algo visceral. Y es ahí donde la creatividad explota, porque el cuerpo entrenado se vuelve literalmente como las cuerdas de una guitarra y la experiencia vital propia es el eco que da cuerpo a ese sonido y lo vuelve música. Qué bueno soy diciendo mierda, pero qué difícil es hacerlo. Si he logrado esa sensación dos o tres veces en mi vida es mucho. Pero eso basta para tenerme día con día buscando sentir ese misterio de nuevo, aunque sea por un momento.
Con la llegada de las redes sociales y este boom de la tecnología, ¿cuáles son tus predicciones para el teatro y actuación?
Las redes sociales no son más que un escaparate comercial. El teatro, afortunada o desafortunadamente, no es sensible a la lógica comercial. Porque no hay mucho dinero, entonces da igual cuántos seguidores tengas. En la TV y el cine, las redes sociales han tomado el lugar del director de casting.
Si tienes suficientes seguidores, tienes vía rápida a los proyectos sin pasar por una audición. Quiere decir que “vendes” y quiere decir que entonces la calidad de los productos pasan a un segundo plano. Y eso es triste porque no llega la gente adecuada para el papel, sino la que más vende. También esto es algo inevitable.
A fin de cuentas, así funciona el mundo y las “artes” no son la excepción. Yo soy pésimo en redes, por eso también produzco y me hago mis proyectos. Porque si de seguidores fuera, nadie me llamaría.
¿Qué consejos le podrías dar a jóvenes actores que recién estén comenzando sus carreras?
Produzcan sus propios proyectos. El dinero no debe ser una limitante. México es envidia internacional (no exagero) por la cantidad de dinero público que se puede bajar para hacer tu obra de teatro o tu película. Los recursos están ahí. Aprovéchenlos. Es una gran manera de iniciar. No dejen su carrera en manos de alguien más.
Cuéntame sobre tus proyectos para el futuro, ¿qué se viene este año?
En julio estreno en CDMX una obra de teatro: Ilusiones de Ivan Viripaev, mi segunda producción después de Pulmones, donde tuvimos un éxito importante con Regina Blandón y Adriana Montes de Oca. Y en estos meses, si todo sale bien, sale mi primer película como actor, El Club Perfecto en VIX+, que me tiene muy emocionado.