Por Andrés Guerrero López, politólogo y asesor de gobierno
No es novedad ver a un político con aspiraciones placearse y promoverse en diferentes medios de comunicación, plataformas digitales o realizar eventos masivos. Durante años hemos visto y atestiguado como encuentran el recoveco legal que les permite incurrir en actos anticipados.
Lo preocupante es que a poco menos de año y medio de las elecciones presidenciales, los aspirantes a ocupar dicho cargo han incurrido de manera descarada en violaciones latentes a la ley sin haber recibido alguna penalización o consecuencia por parte de la autoridad competente.
Para este artículo me centraré en lo que sucede con los aspirantes a presidente de la República que quieren abanderar a Morena. Es bien sabido que diversas personas han levantado la mano, pero existen tres personas que más han llamado la atención y son punteros en las encuestas, las famosas corcholatas: Claudia Sheinbaum, jefa de gobierno de la Ciudad de México; Marcelo Ebrard, secretario de Relaciones Exteriores, y Adán Augusto López, secretario de Gobernación.
Cada uno de los antes mencionados ha ideado una estrategia para estar en el ojo público y así obtener simpatía con el electorado. Todos los días tenemos noticias buenas y malas de estos personajes, pero el problema es que han caído en la ingobernabilidad al estar más concentrados en generar adeptos nacionales que en dar resultado a la encomienda y responsabilidad de su cargo.
Es común que Claudia Sheinbaum se encuentre los fines de semana recorriendo el país a invitación (según lo que ella ha mencionado) de los gobernadores o compartiendo su experiencia de gobierno a través de ejercicios de diálogo. Lo preocupante es que en muchas de las ocasiones que se han suscitado incidentes en la ciudad mientras ella se encuentra ausente, generando un vacío de gobierno.
Un día sí y otro también es noticia alguna de las fallas por la falta de recurso para la operación del sistema de metro de la Ciudad de México, sin contar las desgracias donde personas han perdido la vida como en los hechos ocurridos en el año 2021 con el derrumbe de su estructura en la línea 12. La más reciente a principios del 2023 impactándose dos unidades de la Línea 3.
La mala relación con algunos alcaldes de la capital, eventos de inseguridad y escándalos de corrupción, son temas que de manera latente suceden bajo su administración y que han hecho que la popularidad de la aspirante se vaya mermando.
Marcelo Ebrard es otro de los aspirantes. Y aunque su trabajo nunca ha estado en tela de juicio, sí podemos decir que ha entrado en un juego de visitar los rincones del país auto promoviéndose. La generación de estructura electoral e invitación a foros o charlas es parte de lo que éste busca compartir a través de su experiencia.
Otro de los casos es el del Adán Augusto López, quién ha usado instalaciones de la Secretaría de Gobernación para sostener reuniones con gobernadores y el dirigente de Morena, además de generar estructura que promoción a su figura.
Es entendible que el Instituto Nacional Electoral (INE), siendo la autoridad responsable en sancionar este tipo de actos, se vea limitado en tomar cartas en el asunto. Los constantes ataques a este instituto por parte del gobierno y de los presidenciables lo han mermado al grado de no poder actuar como deberían. Golpeado, maltratado y debilitado, el INE se ha sacado la rifa del tigre. Imaginemos lo que ocasionaría en el país si éste decide actuar e invalidar una posible candidatura presidencial por actos anticipados de campaña. Los costos institucionales, políticos y sociales serían enormes.
Ahora bien, los tres antes mencionados tienen todo el derecho de participar y suspirar por otro cargo, pero una de las interrogantes, que ninguno ha podido aclarar, es de dónde vienen los recursos este tipo de actividades, la pinta de bardas, los vuelos en avión, las conferencias o actos masivos para mostrar músculo político-electoral. ¿Son acaso del crimen organizado, del erario público, de origen personal o del gobierno?
La carrera por la candidatura presidencial ya tiene tiempo que inició y a poco menos de año y medio de la elección, las corcholatas de Morena están muy activas. Lo dijo el viejo político y líder sindical Fidel Velázquez, “el que se mueve no sale en la foto”. Habrá que ver qué tanto les afecta tanta promoción, discreción y, sobre todo, que tanto afectó su ausencia generando ingobernabilidad en sus responsabilidades.