Las apariencias, como bien dice el dicho, suelen engañar. No somos lo que proyectamos ni cómo vestimos. Sin embargo, hace siglos Maquiavelo tenía claro que, aunque todos ven lo que aparentamos, pocos se atreven a mirar lo que somos. Por ello, mucho más en una era donde la sociedad está expuesta a ser una imagen y un instante en redes sociales, el transformar el cómo nos vemos es de vital importancia. Más si se trata de hombres y mujeres de negocios.
En el sector de la imagen personal, empresarial o pública, Desirée Villarreal se ha transformado y ha transformado a decenas. No se trata de cambiar la forma de vestir, su trabajo se imbuye mucho más hasta encontrar el relato que quieren contar sus clientes. Logra que la apariencia deje de serlo para convertirse en verdad.
“Mis primeras clientas fueron conocidas, y era un tema de cómo vestir, más por la moda. Pero el tema me quedaba un poquito corto porque quería algo más profundo”, cuenta en entrevista la directora y cofundadora de Cambiarée. Ese germen se convirtió en una profesión donde “se trata de ayudar y encausar a mis clientes para lograr sus objetivos o de sus empresas. Es una manera de alinear la comunicación personal para alcanzar esas metas de una manera más rápida y fácil. Ser más identificable”.
Con una maestría en Neuromarketing Político en la Escuela Superior de Comunicación y Marketing España, y con estudios en Fashion Image & Style en Marangoni Milán, Desirée apela a que los cambios para mejorar la imagen pública de alguien tienen que venir desde adentro. “Hay que saber qué nos hace diferentes, cuáles son como las ventajas competitivas que tenemos como personas, como individuos, y después como profesionistas”.
“Hay que saber qué nos hace diferentes, cuáles son como las ventajas competitivas que tenemos como personas, como individuos, y después como profesionistas”
Desirée Villarreal
INVERTIR EN TI
La especialista explica que para cambiar de imagen no basta con cambiar la ropa. Se trata, en todo caso, de un camino de reconocimiento en el que trabaja todo un equipo. Desde psicólogos hasta conocedores de colorimetría que van a potenciar las fortalezas y trabajar con las debilidades. La más complicada suele ser, en palabras de Desirée, el autoconcepto que existe en cada uno de nosotros.
“Generalmente hay una diferencia bastante considerable entre lo que la gente percibe y lo que uno cree que está enviando. Todos creemos que no necesitamos una marca personal. Y no se trata de ser flaco, alto o gordo, esto se trata de perseverar como ser humano, porque las percepciones son sentimientos. Si yo voy a hacer negocios quiero saber si estoy con una persona honesta, de eso se trata el crear una imagen. Y sí, la imagen puede ser superficial porque es nuestra superficie, pero lo que vale de las personas son sus conocimientos y sentimientos, pero la gente no alcanza a verlos, por eso hay que trabajar en ello”.
Con eso en mente, cuenta que en una economía tan cambiante, muchas veces el negocio somos nosotros mismos y debemos invertir en él. “La pandemia impulsó a muchos a independizarse. Entonces, en lugar de crear una marca, un producto, se empieza a invertir en la imagen y en la marca personal. Tú eres tu negocio”.
LA TRANSFORMACIÓN ES SOLO TUYA
Cambiar de hábitos, modificar malas costumbres e iniciar el viaje de la transformación, depende de cada uno y no de los especialistas. Ellos trabajarán en ti tanto como tú lo permitas y estés dispuesto a cambiar. Por más talento, pasión y empeño que pongan para modificar las cosas negativas, si no estás dispuesto, todo seguirá igual.
“Yo no puedo hacerlos puntuales, no puedo lograr dejen de decir malas palabras o que tengan una vida más sana. Ellos tienen que tener las ganas de hacer las cosa. Cuando ven los objetivos y ven más aterrizado el proyecto, la congruencia y los beneficios del mismo, entonces sí se avanza”.
Desirée cuenta que muchos de sus clientes ya son sus amigos debido a la honestidad con la que trabaja ella y su equipo. Además, señala que la mayoría de quien llega a ella por temas profesionales, “70% son recomendados de clientes anteriores. Es tan profundo el trabajo que hacemos que al final somos amigos”.
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Ante la pregunta de si presume su trabajo con casos de éxito, niega de manera rotunda. No da un nombre ni se acredita logros ajenos. “Yo no comparto quienes son mis clientes por respeto. Si ellos lo quieren hacer, está bien. Porque no se trata de mí, sino de una evolución que tienen ellos a la par de su carrera. No me gusta creer que yo los hice o los armé cuando tienen éxito, la verdad es que no. Nada más voy poniendo las pautas para que funcione su marca personal”.
