Con toda una vida dedicada al Derecho y a su enseñanza; José Roble Flores Fernández comparte su visión del cómo se debe educar hoy a los futuros profesionales en su rama.
Su visión académica fue inspirada por quien fue su mentor, el Dr. Arturo Salinas Martínez, fundador de la Facultad Libre de Derecho en Monterrey.
“Mi inclinación por la docencia se forjó muy joven, siendo estudiante, incluso desde secundaria y preparatoria, siempre tenía mucha facilidad para acompañar a mis compañeros en repasos, en ayudarles a estudiar, siempre me gustó mucho estudiar”, recuerda Flores Fernández.
“De esta forma, al llegar a la universidad, reafirmó que podría dedicarse a la docencia como una oportunidad de compartir la vida con las y los estudiantes, lo cual me ha hecho ser muy feliz todos estos años”.
Fue el propio Salinas Martínez quien lo invitó a ser profesor de Derecho en la Universidad de Monterrey, de donde es egresado. Incluso, pudo dar clases seis meses antes de terminar sus estudios, lo hizo en la División Ciencias Económico – Administrativas de la propia UDEM.
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Siempre lo tuvo claro
Flores detalla que al concluir su carrera, Salinas lo invitó a ser profesor de la División de Ciencias Jurídicas. Sin embargo, Salinas (a quien se reconoce como una referencia en la educación jurídica) tuvo muy claro su rol en la sociedad para mejorar los estudios de Derecho en México.
Es decir, el Doctor Arturo Salinas siempre trató de implementar su visión de cómo se debería estudiar a partir de la comunicación del Derecho y de su interrelación con otras disciplinas como las Ciencias Sociales, la Historia, la Economía, la Sociología, la Política, y también con la conexión del Derecho mexicano con otros Sistemas jurídicos.
“En la UDEM, el doctor Salinas pudo plasmar toda su visión sobre la enseñanza del Derecho”, dice Flores “aunque, después de 15 ó 16 años de haber iniciado ese proyecto, el doctor consideró que la universidad ya no correspondía a la visión fundacional y empezó a haber diferencias, lo que culminó con su renuncia y junto a él, la de los profesores y muchos alumnos y así nació la Facultad Libre de Derecho de Monterrey en 1988.
Un nuevo inicio
Salinas fue Director Fundador durante los primeros 5 años, luego cedió su lugar al Maestro Gerardo Puertas, por otros cinco años, para luego ser el turno de Flores Fernández; de 1997 a la fecha. “Esta gran oportunidad para mí, ha hecho realidad un sueño de vida”, dice Roble Flores.
Hoy, el Profesor José Roble Flores Fernández dirige la Facultad Libre de Derecho en Monterrey, de la que asegura, ha habido dos etapas. “Los primeros 10 ó 15 años fueron para consolidar el proyecto, tener una casa física, que no siempre es lo más importante, sino el proceso educativo entre el alumno y el profesor. Pero hacían falta las instalaciones adecuadas”.
Para dejar las modestas instalaciones de una etapa inicial, la familia Salinas formó un patronato e hicieron posible la construcción del edificio donde actualmente se ubica la Facultad. En 2003, pudieron mudarse. “Me ha tocado la consolidación del proyecto, sentar las bases para que cumpla la misión para la que fue creada: formar a los mejores profesionales del Derecho en México, ser una institución educativa que sea referente a nivel nacional e internacional”.
En esta labor, Flores reconoce que los estudiantes saben que el ingresar no es nada más el inscribirse y esperar a que pase el tiempo, sino trabajar en forma constante y comprometida en su formación.
A su vez, los profesores conciben su participación no sólo como un trabajo, sino como una vocación a compartir sus experiencias y conocimientos con los alumnos. “Es el binomio que hacen una fórmula perfecta: alumnos que quieren aprender y profesores comprometidos con la enseñanza”.
¿Hacia dónde va la educación?
En palabras de José Roble Flores Fernández, la gran transformación de la educación en general y en particular de la educación jurídica tiene que ver con los contenidos de la enseñanza, si uno se remonta a hace 30 ó 40 años, la enseñanza se basaba mucho en la transmisión de conocimientos.
“Pero creo que hoy la educación se ha ido moviendo a donde no se trata de adquirir conocimientos, sino de desarrollar habilidades, sobre todo de pensamiento, de análisis, de comprensión, de solución de problemas, de mediación, esas no son tan fáciles de enseñar porque implica trabajo paulatino”.
De eso se trata la formación que la Facultad trata de llevar a la práctica.
Además de las materias básicas como derecho civil, mercantil o procesal, también hay otro conjunto de materias llamadas seminarios, que incluyen dos cursos iniciales (metodologías jurídicas), donde los estudiantes ya no nada más aprenden conocimientos, sino que van desarrollando habilidades y en esas asignaturas resuelven casos prácticos, analizan sentencias de los tribunales, analizan disposiciones legislativas de los distintos órganos que emiten normas; en fin se trata de facilitar y desarrollar habilidades, especialmente pensar. “Eso es parte de la misión de la educación y en la Facultad tenemos esto muy claro”, explica Flores. “Hoy, el reto no es la localización de la información, sino es ver qué hacemos con esa información. Ese análisis es mucho más rico ahora, es el gran reto de la educación jurídica, sobre todo para algo que es esencial en este país: La construcción de un verdadero estado de derecho.
“Basta ver las noticias para saber que el gran desafío que tiene este país es la construcción de un verdadero estado de derecho”.