Es en los momentos de crisis cuando surgen las oportunidades para encontrar esa vocación que defina la trayectoria de una vida para plasmar los sueños en el lienzo e inspirar a los demás desde el aula. Jorge Odriozola, pintor y docente, cuenta cómo fue incursionando en el mundo del arte y de las clases en un México turbulento, particularmente a nivel económico.
“Todo comenzó en 1981, era una época de mucha crisis económica y una gran devaluación”, relata Odriozola. “Soy arquitecto y construía casas para vender, pero con lo que me pagaban realmente no podía volver a hacer otra casa. Para mí fue estar perdiendo dinero”. Bajo este contexto, tomaría una decisión que cambiaría el rumbo de su destino.
Jorge Odriozola decidió tomar un año sabático, por lo que dejó la construcción, en primera instancia de manera temporal, y comenzó a tomar clases de dibujo en el Taller de Artes Visuales de la Universidad de Nuevo León. Sin embargo, la elección fue definitiva al punto que continuó preparándose en otras técnicas como la pintura al óleo, de esta manera dio comienzo a su carrera como pintor, plasmando sus ideas en el lienzo.
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Su amor por el arte lo llevó a investigar más sobre la vida y obra de pintores reconocidos, tanto fue su aprendizaje sobre Historia del Arte que esto lo llevó a la docencia. Así inició su carrera como maestro en la preparatoria del Tecnológico de Monterrey y posteriormente en la carrera de Arquitectura, dando clases de Historia de la Arquitectura.
Los pintores de repente sienten que quieren pintar y deben hacerlo, entonces eso es lo que tiene que expresar el arte
Jorge Odriozola
“En 2006 fue cuando dejé la docencia porque pasó algo curioso: estaba dando clases en diplomados para adultos del impresionismo francés y sentí muchas ganas de pintar de nuevo, por lo que dejé las clases totalmente y me puse a pintar muchos cuadros”, comenta Odriozola. “Hace siete años mi hija, la más chica, me dijo que quería aprender Historia del Arte y quería que yo le diera clases”.
Ante esta petición, Jorge aceptó. No obstante, lo haría de forma más personalizada, por lo que decidió adquirir un proyector y dar las clases a un grupo reducido de alumnos desde la sala de su casa. Los últimos dos años ha sido a través de Zoom, pero ya piensa en regresar a los cursos presenciales con el fin de continuar nutriendo la mente de los estudiantes.
Arte y clases que conectan con las personas
A lo largo de su trayectoria, Jorge Odriozola ha pintado alrededor de 250 cuadros, la mayoría de ellos como proyectos personales que guarda con mucho cariño. Algunos los tienen sus hijos, otros amigos cercanos e incluso colaboradores que los han recibido como regalos, algo que refleja la importancia de que los cuadros deben conectar con las emociones de quienes los observan.
Para Odriozola es importante que las pinturas expresen lo que el artista quiere transmitir, más allá de la composición y la técnica. Esta filosofía también la refleja en la docencia, donde, más que buscar que los alumnos memoricen los contenidos de la clase, quiere que disfruten el proceso, tomándole el gusto a lo que están aprendiendo para realmente asimilar este nuevo conocimiento.
“Pienso que cuando la gente tiene cultura no hay ambiciones ni rivalidades”, concluye Jorge Odriozola, haciendo un llamado a abrazar la cultura como un elemento clave para crear un mundo mejor.