Carlos Acevedo se ha ganado a pulso el reconocimiento de los aficionados del Club Santos Laguna que encuentran en el portero una identificación, una representación fidedigna del tan llamado ADN Guerrero, pero, no todos conocen la historia detrás del capitán albiverde.
Carlos ha pasado 14 de sus 24 años de vida entrenando y preparándose día tras día para alcanzar el lugar que hoy le pertenece, incluso, durante su etapa de formación, tuvo que superar un par de golpes muy duros al ser dado de baja por no ser del gusto total de sus entrenadores, aún así, no bajó los brazos, tuvo paciencia y supo esperar el momento justo para aprovechar la oportunidad.
Fue tras un trágico y lamentable accidente del equipo sub 17 ocurrido en el 2014 que se abrió el espacio para que, por segunda ocasión, retomará el camino.
“Nunca dejé abajo mi sueño de ser portero en Primera División, lloré porque hubo días en los que las telarañas o los fantasmas que entran en la mente duelen, pero, a final de cuentas, el deseo de ser, estuvo siempre presente y, hoy en día, me toca disfrutarlo al máximo”.
“Sin duda salir la segunda vez del club me pegó muy duro, en ese momento fue complicado porque ya estaba relacionado con el primer equipo, ya había rozado los primeros entrenamientos con grandes jugadores. Ahí fue cuando detecté que tenía el talento y, que, de un día a otro, te digan que no estás preparado o que no estás listo para la profesión dolió mucho. Estoy acá por azares del destino y gracias a Dios, por eso lo disfruto al máximo”, reconoce el lagunero.
Hijo de los doctores Carlos Enrique Acevedo Aguirre y Etelvina López Ortega, aprendió de ellos los valores familiares base para ser una persona de bien y consciente de su entorno, incluso, reconoce que, de no haber llegado al máximo circuito, hubiera seguido los pasos de sus padres.
Carlos Acevedo López nació en Torreón, Coahuila el 19 de abril de 1996 y, como buen lagunero, siente un amor profundo por el equipo al que pertenece, los Guerreros del Santos Laguna.
“Sin duda alguna hubiera sido médico. Me gusta mucho la medicina además de que mis padres son doctores, me gusta mucho el tema de los quirófanos y las cirugías. Si no hubiera sido arquero me hubiera dedicado a eso. Mi familia tiene que ver en la motivación por demostrarles que Carlos es una gran persona, es muy trabajador y siempre quiere lo mejor para ellos. Tengo un amor inmenso por ellos, quiero que sepan que los quiero mucho”.