Con solo 33 años, el cirujano maxilofacial Hugo César Martínez Ramírez, quien realizó sus estudios en la Universidad Autónoma de Nuevo León, University of Texas School of Dental Medicine y en University of Florida, ha logrado tener una amplia agenda de pacientes que han confiado en el, buscando una alternativa para su salud. Enamorado de su profesión y apasionado por el cuidado de sus pacientes y por aprender más, nos comparte que su proyecto apenas comienza y que solo es el comienzo de un gran viaje.
¿Cómo surge tu pasión por la cirugía oral y maxilofacial?
Lo llevo en la sangre, soy hijo de padres profesionistas de la salud. Así mismo, tengo varios motivos por los cuales he escogido esta profesión, uno de los principales es mi obsesión por el estudio de la función del rostro humano. Otro motivo es porque me parece que no hay nada más gratificante que poder ayudar a las personas con mis manos, poder brindarles una atención de calidad y un excelente servicio.
Cuéntame acerca de tu trayectoria como cirujano maxilofacial.
Desde muy chico mi carrera profesional ha sido dirigida como un guión. Cada peldaño ha sido escalado con pies de plomo y siempre fui aconsejado sobre como cuidar mi imagen como alumno, cuidar mis calificaciones y mis promedios.
A cierta etapa tenía que explorar en el extranjero para que cuando viniera la fase de especialización, ya existiera un camino recorrido. Todo esto me llevo a desarrollar una pasión por mi carrera y buscar la excelencia académica en todo momento. En la Cirugía Maxilofacial, el vínculo entre la medicina y la odontología, encontré el refugio perfecto para desarrollar mis competencias. Cuando fui aceptado en la Universidad de Florida, mi visión cambió por completo y pude conocer el más alto nivel de exigencia académica. Hoy en día, emprendo un camino en una de las profesiones más excitantes del área médica.
¿Quién representó el mayor apoyo o impulso para seguir adelante?
Víctor Martínez, mi padre; José Manuel Guerra, mi suegro; pero sobre todo mi esposa Ana Lucía, quien sacrifica todo por apoyar mis sueños.
¿Cuál es el mayor reto al que te has enfrentado?
Como mexicano, operar en Estados Unidos durante la cumbre del fenómeno político del Presidente Donald Trump. Sobreponerse a frases de pacientes como: “de todos los cirujanos que hay en este gran Hospital, por qué me tenía que tocar el mexicano” o “qué mala suerte que vine al mejor lugar para que me operara un mexicano”. Esos comentarios me hacían más fuerte y siendo Jefe de Residentes me di la oportunidad de tomar el reto, disfrutarlo y dar mi mejor desempeño día a día.
¿Qué se necesita para ser cirujano oral?
Las 3 A’s of Medicine: Availability, Affability, and Ability. Siempre he estado convencido de que se requiere mucho más que sangre fría y precisión. Es común encontrar profesionistas de la salud que desean vivir el glamour del cirujano en vez de realmente soñar con ser un cirujano que ayude al paciente y que tenga presente que contribuir en la salud de las personas es un privilegio.
¿Cuál ha sido tu mejor experiencia?
He tenido grandes experiencias y reconocimientos profesionales pero sin duda, haber sido Jefe de Residentes del Dr. Franklin Dolwick, uno de los mejores cirujanos Maxilofaciales del mundo ha sido una de las mejores experiencias. Convivir con él dentro y fuera del quirófano me dejó marcado de por vida.
¿En qué estatus se encuentra actualmente el proyecto, de acuerdo a las expectativas que te has puesto en el futuro?
Me encuentro en un gran momento, viviendo mi sueño; lo que siempre quise con todas mis fuerzas. Tener una agenda de pacientes que confíen en mí, que buscan en mí una alternativa para su salud. Mi proyecto apenas comienza, estoy en el inicio de un gran viaje.
¿Qué planes tienes en el futuro?
Construir un nombre en firmes cimientos, aumentar mi número de publicaciones y poder ser una referencia y alternativa como cirujano en mi sociedad. Así mismo, finalizar el proyecto de mi fundación asociado a un instituto de educación continua.
¿Cuál es la meta máxima que aspiras alcanzar con este proyecto?
Consolidar una práctica privada donde el paciente sea el verdadero protagonista siempre.
¿Que bases de tu formación personal consideras que han sido y serán fundamentales para lograr este objetivo?
La educación de mis padres y el ejemplo de mis hermanos; cultivaron en mí una obsesión por la excelencia académica. El haber practicado deporte de alto rendimiento a un nivel profesional forjó en mí valores de disciplina y competitividad que he podido reflejar en mi profesión día con día. Como diría Michael D. Brennan, “hacer lo correcto, por el motivo correcto, en el paciente adecuado en el momento adecuado y sin que nadie tenga por qué saberlo”; esa es mi filosofía.