Por Kuiny Ramírez
En nuestro día a día siempre hay algo que nos estresa, más aún, que nos preocupa. Así es el estilo de vida de nuestra generación (y de muchas más). La histeria colectiva de la ciudad, el calor, el trabajo, las presiones hogareñas y, para rematar, el saber si Santos Laguna “tiene o no” lo necesario para trascender en este nuevo torneo apertura 2019.
Si a lo anterior le agregamos la manera “extrema” en la que algunos equipos se reforzaron, más los que ya contaban con planteles muy completos, hace ver o pensar que nuestro equipo no tiene lo suficiente para lograr la séptima estrella.
Esa suposición basada en adivinar el resultado antes del inicio de la temporada puede tener el mismo efecto tanto negativo como positivo, es decir, el 50% y 50%, las estadísticas y simuladores pueden ayudar a generar un pronóstico, pero no deja de ser un albúr.
Prueba de ello son los “pronósticos deportivos”. Semana con semana se juega a adivinar el resultado de los partidos en las ligas más importantes del mundo, incluyendo la nuestra y no veo que todos sean millonarios por acertar el resultado con base a lo evidente: el equipo que gastó millones y millones vence a uno que gastó menos.
De igual forma, es un albúr decir que tendremos una temporada mala, con base a las contrataciones: no se puede adivinar las ganas, el hambre o la sed de triunfo de un jugador, las circunstancias pueden variar de un torneo a otro, de un equipo a otro.
Entonces, sí vamos a tomar un lado de la balanza, basado en una suposición, yo prefiero tomar el lado positivo, yo digo que seremos campeones, si vamos a profetizar el desempeño del jugador prefiero creer que tendrá un excelente torneo. Es decir: tomemos el excelente equipo con el que se contaba el torneo anterior, le sumamos una dirección técnica con idea y experiencia, nuevas contrataciones, que al parecer vienen a solicitud del profesor Almada, con la certeza de que ya los dirigió y/o han sido cercanos a su desarrollo profesional, es un muy buen aliciente de que tendremos buen torneo.
Agreguemos que somos una de las franquicias más ganadoras de los últimos años, sin necesariamente haber sido los favoritos para “campeonar” al inicio de cada torneo, tenemos uno de los mejores estadios del país, estamos estrenando presidente, sin hacer menos a Alejandro Irarragorri, quien tiene un récord impresionante en Santos Laguna y se le agradece. De Dante Elizalde debo hacer mención especial: es lagunero, es uno de nosotros, ha crecido con el equipo, seguramente tiene una historia en las finales, del estadio, seguramente fue a “sol” en algún momento, sabe lo que era llegar temprano al Corona.
Nuestro “nuevo presi” seguro come semillas y sabe lo que es un lonche de adobada con aguacate, sabe lo que duele perder contra los regios; pero, mejor aún, sabe lo que es erguirse en ellos, sabe lo que significa ganar en domingo, no digo que Alejandro no lo supiera, Alejandro se tropicalizó en La Laguna, pero Dante es de casa, de cuna.
“El nuevo presi” y nosotros, los aficionados, somos muy afortunados, somos partícipes de esta aventura, hemos crecido con los Guerreros, cuando la franquicia inició algunos tenían 5 años, otros 10, algunos ya eran mayores de edad, había casados o casadas, más los que año con año se suman, pero todos hemos sufrido y gozado al equipo, juntos hemos alterado el curso de la historia.
Quien no lo crea, les recuerdo aquel diciembre de 1996, después del gol que remató Jared Borgetti a pase de Nicolás Ramírez, el silbante Arturo Brizio confesó que no pudo marcar fuera de lugar, no porque no lo fuera, sino por la presión ejercida desde la grada, eso es Santos Laguna.
Una anécdota más, solo por mencionar, ¿quién no gritó para que Santos Laguna, de la mano de Oribe, fueran por el segundo gol aquella liguilla vs Tigres en el 2012, faltando 2 minutos para acabar el juego? ¿recuerdan lo que se siente apoyar a morir? ¿recuerdan lo que es tener fe sin importar qué difícil sea la encomienda?
Lo de ser campeones este torneo, que para muchos es difícil, ha dejado de serlo ya 6 veces. Si no creemos nosotros en el equipo, ¿quién lo hará?¿la afición de Chivas? ¿la de Tigres?
No se trata de pedir, se trata de sumar, hay que reflejarlo en nuestra actitud, en la grada, en la calle, en la casa, hay que “hacer de un pensamiento una actitud” y “de una actitud una costumbre” de manera que ser campeón no es opción sino destino. Dicho lo anterior, pregunto: ¿Quién quiere ser campeón?