La enfermedad vascular cerebral se encuentra dentro de las primeras causas de muerte y discapacidad en el mundo, por lo que se considera un problema de salud pública global. En México se estima que ocurren cerca de 230 casos nuevos por cada 100,000 habitantes.
La enfermedad vascular cerebral incluye: el infarto y la hemorragia cerebral (comúnmente conocido como embolia y derrame cerebral respectivamente).
Cuando una arteria cerebral se tapa con un coágulo, ocurre un infarto y cuando se rompe hay una hemorragia. Sus consecuencias, en cuanto a la calidad de vida, son catastróficas ya que el cerebro controla todas las funciones corporales incluyendo el lenguaje y el movimiento.
Los factores de riesgo para desarrollar estos problemas son: hipertensión arterial, diabetes, tabaquismo, colesterol alto, obesidad y sedentarismo. Las arritmias y enfermedades cardiacas juegan un papel importante en el desarrollo de algunos tipos de infartos cerebrales.
Dentro de los síntomas más importantes para reconocer están la parálisis de la mitad de la cara, debilidad súbita de un brazo o pierna y la dificultad para emitir o articular palabras.
¿Qué debo hacer si esto sucede? Es muy importante acudir a un servicio de emergencias de manera urgente ya que el tiempo es cerebro. A mayor tiempo sin atención médica, mayor es la posibilidad de muerte neuronal irreversible. En las primeras horas de los síntomas es posible disolver el coágulo con medicamentos o aspirarlo con cateterismo cerebral.
Estas enfermedades son altamente prevenibles con las siguientes estrategias: mantener un adecuado control de nuestra presión arterial, azúcar y grasas en sangre; así como mantener un estilo de vida saludable haciendo ejercicio aeróbico regular. El dejar de fumar, es uno de los factores más importantes para evitar el endurecimiento de nuestras arterias y mantener una adecuada oxigenación cerebral.