Con la mira en sus competencias de España y Rumania, Sara Roel sabe que ser triatleta profesional a los 23 años es una gran responsabilidad, además es su trabajo, pero no se ciega por la presión, siempre busca divertirse pues ya tiene su historial poco más de 30 competencias.
Esa experiencia ya la refleja con su madurez al hablar de sus proyectos. Conoce perfectamente la sensación de cruzar en primer lugar, de los retos y obstáculos que se atraviesan en el proceso y al final sentir que el mundo es suyo.
Aunque también recuerda un golpe de humildad cuando intentó competir lesionada y no podía correr, a pesar ir en primera se tragó su ego y no terminó. “Fue un entrenamiento más dejando de lado lo que pensara la gente, el cuerpo no es una máquina”.
La natación es la disciplina que le cuesta un poco más y la define como muy celosa, mientras que la bici le encanta porque puede ir con más gente y ver grandes paisajes.
De León, Guanajuato pero con sangre lagunera por su abuelo y su papá, quien fue su influencia al ser Ironman. Recuerda que desde chiquita practicaba de todo, desde ballet hasta conjugar tres deportes en uno para poder cansarse y ahora es su vida.
Verse triunfadora en su primera competencia, la llevó a seguir por más. En seis meses brincó a la categoría más alta. El destino y su disciplina la tienen en este momento en el segundo lugar nacional en su categoría.
Tiene amplias posibilidades de ir a los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, aunque aún le faltan algunas competencias, pero no le quita el sueño sino lo consigue pues lo ideal es ir hasta que tenga 28 años, cuando alcance la madurez deportiva que exige el Triatlón.
“Les doy bastante pelea a otras mexicanas, pero no me presiono. Me motiva ver qué rápido llegué, porque las cosas se pueden lograr, sé que me falta mucho, pero aquí estoy con disciplina y dedicación, siempre divirtiéndome que al final es lo que importa”.
De familia de abogados lo dejó para estar concentrada en los entrenamientos y estudia en línea la Licenciatura en Cultura Física y Entrenamiento de Alto Rendimiento.
Confiesa que debe quejarse menos, no exigirse tanto, cuando no puede cumplir algún entrenamiento no castigarse y enojarse con ella. “Soy disciplinada, no me rindo y soy demasiada organizada, todos mis días que salgan perfectos”.
No es de leer libros porque se distrae fácil, pero le gusta abrir la biblia en donde sea y entender la cita que lee con el momento que pasa. Para Sarita como el dice su familia el Triatlón es la confirmación diaria de sentirse viva y plena, incluso cuando se ha lesionado.
Al hablar de apoyos gubernamentales es firme, no culpa nadie sino a un sistema que no le apuesta de verdad, dice que muchos deportistas con grandes posibilidades no se atreven a señalar por el miedo de quedarse sin apoyo y otros más no se animan a profesionalizarse.
Sara compite al menos una vez al mes, por fortuna tiene el patrocinio de Sketches y Speedo así como empresas que su papá le ha ayudado a conseguir, luego que le quitaron una beca de Conade. Eso no la detiene y la ha hecho más fuerte como sus redes sociales donde poco a poco se convierte en influencer, con 11 mil seguidores en Instagram.
Ahí se ve una Sara equilibrada, sí come bien y se cuida, pero cuando tiene oportunidad va por unas gorditas o algo de grasita o sus descansos muy necesarios para mantenerse en el alto rendimiento y la persona como un corriente.
Para Sara la disciplina no es un sacrificio, hace lo que le gusta y aunque su vida es muy diferente a los chavos de su edad para ella es normal, despertase y dormirse temprano. “Al final eso es la vida, ser felices con lo que hacemos”.
Próximas competencias: Irá a Valencia, España a la Copa Europea y de ahí a Rumania al Triatlón Sprint.
