Con sus exquisitos e icónicos postres, como el pay de plátano y el pastel de pistache, en 10 años a través de La Divinata Ana Rodríguez ha conquistado el corazón de los regios al acompañarlos en algunos de sus momentos más especiales.
En su pastelería artesanal, el sabor casero de las recetas que Ana aprendió a preparar desde pequeña con su mamá y su abuelita son un gran distintivo, y aunque sabe cocinar de todo, afirma que tiene una gran preferencia por lo dulce.
El llevar su gusto por la repostería a un nivel profesional sucedió de manera inesperada. Hace 12 años cenando en un restaurante cuyo dueño es amigo de la familia, este se acercó a preguntar su opinión sobre la cena, a lo que le contestaron que todo delicioso excepto los postres, necesitaban mejorar. Su hermana sugirió que Ana le preparara el pay de plátano que solía hacer en casa, “Y así empecé, al siguiente día me preparé comprando moldes, ingredientes, empaques, los elaboré y entregué 10 pays individuales de plátano”.
El crecimiento fue natural a la demanda solicitada, después de cinco años de proveer a este grupo de restaurantes y otros que se fueron sumando, decidió abrir un punto de venta, este se convirtió en la primera sucursal de La Divinata.
El objetivo de Ana es hacer los mejores pasteles con los mejores ingredientes. Su promesa básica es el mejor sabor, buen servicio, calidad de hogar, que los clientes al visitar sus tiendas se sientan contentos, así como de hacer su compra. Al igual que ayudar a las personas que no tienen tiempo o la habilidad culinaria con recetas comprobadas por nuestras mamás o abuelitas, “Que nuestros pasteles brinden además de buen sabor una emoción: consuelo si hay duelo, alegría si es una celebración o amor si es una muestra de afecto”, compartió.
Parte de su éxito es que Ana está constantemente al pendiente de los detalles, “La cliente más exigente soy, yo. Todo tiene que estar delicioso, de otra manera no lo podría vender. Por eso, el hashtag de La Divinata #caloriasquevalenlapena”, agregó.
¿Qué haces para mantener tu éxito?
Normalmente cumplo con cinco pilares del éxito: talento, pasión, servicio incondicional y disciplina, esto genera suerte.
“Cuando se llevan el postre a su casa y ahí dicen ‘¡Qué rico!, sabe como el que preparaba mi abuelita’ o ‘Me recuerda al que hacía mi mamá’, ahí termina mi trabajo”
¿Cómo ha evolucionado La Divinata?
Hablando de empleos inicié con una persona, actualmente somos un equipo formado por más de 50. En mayo abrimos nuestra séptima tienda y el plan es continuar ayudando a las personas a celebrar con postres deliciosos.
Cómo ha sido tu crecimiento y formación como empresaria?
He tenido la suerte de tener muy buenos asesores. Me gusta mantenerme actualizada y conoer áreas en las que no soy experta. Participé en la aceleradora Victoria147 y Kiik Consultores. Además de siempre analizar y buscar formas de ser mejor, aprendiendo de los errores.
¿Cómo has encontrado el equilibrio entre tu vida personal y profesional?
Al iniciar La Divinata trabajaba muchísimas horas. Había días en los que incluso no dormía. Hasta que me enfermé muy grave y esto me hizo hacer un alto en mi vida y enfocarme en lo más importante, que es mi familia, mis hijos. Su formación será mi aportación al mundo. Que ellos sean felices encontrando su propia pasión y sean ciudadanos socialmente responsables. Son las pequeñas acciones las que construyen familia, comunidades, estados y un país.
¿Cuál ha sido el reto más grande de emprender La Divinata?
Enfocarme en las estrategias y objetivos. Reconocer mis límites y encontrar un equipo capacitado, transmitir a cada una de ellos su función dentro de La Divinata y confiar en que lo harán de la mejor manera.
