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Pedro Aranzábal Zabaleta
PLAYERS of life
29 noviembre, 2015
Por Fernando González
Fue en el caserío de Saloña, de Arechabaleta, Guipúzcoa, España, donde Pedro nace el 10 de enero de 1893. Hijo de José de Aranzábal y Josefa Zabaleta, fue el menor de 13 hermanos. Muy pequeño aprende a jugar futbol y en 1908, a la edad de 15 años, llega a Orizaba para trabajar en la tienda La Mexicana. En 1916 comienza a jugar futbol en México en el equipo Cervantes de la Cervecería de Orizaba. No hablaba español, solo euskera, la lengua del País Vasco, aprendió nuestro idioma mientras laboraba en la tienda. Dos de sus hermanos ya radicaban en La Laguna cuando Fernando Rodríguez Rincón y Ángel Urraza lo invitan a jugar cinco partidos con el equipo España del Real Club España de Torreón, pagándole el viaje.
Ya en La Laguna, le piden quedarse a radicar y le ofrecen el manejo de la tienda de la Hacienda Lequeitio, negocio muy completo que proveía a otras haciendas y ranchos cercanos. Con el futbol en las venas, Pedro comienza a integrar un equipo en Lequeitio y arma otros con los campesinos, organizando juegos entre ranchos propiedad de españoles, como La Coruña, La Niña y La Pinta, iniciando así lo que sería la Liga Ranchera que se constituyó con gran fuerza y competitividad, y de donde surgiría muchos años después el equipo Campesinos Cataluña, después Cataluña, Torreón Cataluña y finalmente Diablos Blancos de Torreón.
Pedro había sufrido un accidente que al recuperarse lo obligaba a patear el balón con la zurda, recibiendo el apodo de “Patachueca”. Al ser un hombre robusto y fuerte, jugaba de central. Todavía en Veracruz formó parte de una selección de un combinado mexicano que jugó contra Argentina. En el ambiente de la comunidad española regional tenía grandes amigos que formaron a los equipos Laguna y Torreón, pero él nunca quiso integrarse a las directivas, pues prefería dedicarse de lleno al equipo de sus amores: Lequeitio, un trabuco que dio grandes jugadores al futbol regional.
De carácter alegre y festivo, Pedro era el alma de las Romerías de Covadonga, donde habitualmente tocaba la pandereta y el tambor junto a las gaitas que amenizaban la fiesta española. Siempre asistía a los entrenamientos del Laguna y desde las gradas animaba a los muchachos. Fue un gran impulsor de la pelota vasca, el jai-alai y el frontón a pala, jugando en las instalaciones de los Covarrubias en Gómez Palacio y en el frontón de la casa de Fernando Rodríguez Rincón, ubicada en Colón y Abasolo. Jugador espléndido de boliche, uno de sus grandes logros fue la creación de la Federación Nacional de Boliche junto con Héctor Reynal, de Chihuahua. Al enterarse de que en México se había formado una “selección” que jugaría en Estados Unidos, sin tomar en cuenta a la provincia, se organizan y la retan, derrotándola, y de ahí nace la Federación, cuyo primer Campeonato Nacional se juega en 1950, en el recién estrenado Boliches Laguna, ubicado en la calle Blanco de Torreón, resultando ganadora la selección de Chihuahua.
Hombre aldeano, sencillo y muy generoso, pendiente de ayudar en lo posible a sus amigos y empleados, Pedro se dedicó a la agricultura y ganadería en su rancho Saloña, cercano a Lequeitio. El 8 de noviembre de 1938 casa con la Señorita Esperanza Fernández Perezagua, nacida en Buenos Aires, Argentina. Procrearon a Esperanza, María del Pilar, Pedro José, Marcela y Jesús. En una entrevista que le hizo El Siglo de Torreón poco antes de su muerte, expresó: “Me gustaría regresar a España y despedirme de ella, para venirme a La Laguna a quedarme aquí por siempre”, lo que ocurrió cuando falleció el 4 de mayo de 1980.
Escribir esta biografía mínima de un lagunero tan emblemático como Don Pedro Aranzábal, me da la oportunidad de expresar mi sólido afecto a la familia Aranzábal Fernández, a quien dedico esta entrega de PLAYER del Ayer.
Fuente: Fotografía y apuntes familiares de Jesús Aranzábal Fernández.