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abril 18, 2024

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Obispo José Guadalupe Galván Galindo

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Su compromiso por servir y compartir la enseñanza que profesa la Iglesia se fue manifestando en tres espacios: familia, formación escolar y parroquia. Siendo muy pequeño, su vida giraba en torno a la fe. Su madre pertenecía a diversos grupos católicos y eso lo acercó a la religión.

Su formación eclesiástica comenzó en 1965, años más tarde se ordenó sacerdote bajo las enseñanzas del Arzobispado de Monterrey, en la Basílica del Roble. Hoy celebra sus 50 años de sacerdocio, y si agregamos 11 años de seminario, podemos afirmar que su vida al servicio del Señor acumula ya seis décadas ininterrumpidas.

La capital regiomontana es parte fundamental de su carrera, pues ahí destacó como un sacerdote comprometido y comprensivo, acercándose a los fieles por más de 30 años. Se desempeñó en las Parroquias del Sagrado Corazón y María Madre de la Iglesia, así como en el Centro Mariano Guadalupano y Basílica de Guadalupe, convirtiéndose orgullosamente en un pilar en la construcción de este último recinto, el cual constituye una obra icónica de Monterrey por su arquitectura, funcionalidad y sobre todo, el atractivo que representa para los profesantes de la fe cristiana.

Después de un largo peregrinaje, en el que además de compartir su pasión por el catolicismo, ser inspiración para muchos compañeros de vocación y consejero de familias enteras, ha sido incansable en incrementar su preparación y conocimiento sobre la institución. 1994 marcó un parteaguas en la vida de aquel hombre que nació en Cadereyta, Nuevo León, ya que el 10 de agosto fue nombrado Obispo bajo la bendición y orden de Papa Juan Pablo II (+), hoy Santo, líder mundial con el que compartió momentos en que habló de su región, su gente, sus inquietudes e inspiración.

La ordenación fue destinada a la diócesis de Ciudad Valles, mejor conocida como la Huasteca Potosina. Ahí recibió la Consagración Episcopal por seis años, siendo trasladado por orden del mismo Papa a la diócesis de Torreón, en sustitución del Obispo Luis Morales, quien fue nombrado Arzobispo de San Luis Potosí. Fue así que el 14 de diciembre, dos días después de celebrarse las fiestas de la Virgen de Guadalupe, llegó a nuestra región para estar al frente de 130 sacerdotes y más de 100 religiosas.

    Más allá del compromiso con la fe, su trabajo se ha trasladado a las vivencias del día a día de la gente. Se ha mimetizado con el sentimiento de quienes sufren por hambre, escasez de trabajo, reinserción social y falta de educación. Ha sido voz de los que carecen de ella, uniendo e integrando núcleos sociales, siempre basado en su aprendizaje de la fe cristiana y compartiendo una ideología de ciudadanos responsables.
Como parte de la celebración de sus 50 años sacerdotales, se preparó una oración vocacional, donde además de pedir por sacerdotes y religiosas, se pedía que a la Iglesia nunca le faltaran discípulos misioneros, y que sirviera para despertar inquietudes entre los jóvenes, conduciéndolos a integrarse al seminario.

La salud, su gran entusiasmo, tener presente que en toda vocación Dios es quien nos llama y nos da medios para cumplirla, lo ha mantenido con energía en esta inigualable trayectoria, así como la vida de oración y la convivencia con sacerdotes, religiosas y laicos. Su mayor proyecto como líder religioso en La Laguna, es atender todas las invitaciones de la gente y visitar comunidades pequeñas llenas de familias, donde realiza el servicio a los demás, que considera lo más gratificante de su labor.

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