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marzo 29, 2024

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Regina Arras

Por

Tras estudiar Negocios Internacionales en el Tec de Monterrey, Regina Arras comenzó a trabajar en el departamento de exportación de una empresa distribuidora de muebles para oficina. Con tan solo 23 años, la lagunera ahora se encuentra laborando en el parque temático más famoso del mundo: Walt Disney World (Epcot). Regina tomó una decisión muy importante y salió de su zona de confort para abrirse nuevas puertas en el mundo y conocer nuevas culturas, gracias a su puesto como Representante Cultural de México. ¡Conoce qué hace en su día a día!
¿Cómo comenzó tu vida profesional?
Me gradué en diciembre del 2016 y empecé a trabajar en Gebesa, en donde exportábamos muebles de oficina a Estados Unidos y Canadá. Fue en abril cuando recibí la noticia de que me habían aceptado en Disney, y en agosto comencé a trabajar en Orlando, Florida en Estados Unidos.
¿Cuál fue el proceso para empezar a trabajar en Disney?
Es un programa que se llama Representante Cultural de México, está hecho para los 11 países que son parte del World Showcase en Epcot. Apliqué cuando estaba por graduarme en diciembre y no tuve respuesta hasta abril, que fue cuando tuve una entrevista cara a cara en la Ciudad de México. Dos semanas después me mandaron mi carta de aceptación y pues acá estoy ahorita, llevo dos meses y el programa dura un año.
¿Qué es lo que haces exactamente?
A los empleados de Disney nos conocen como “cast members” o en español, miembros del elenco, como si fuéramos parte de una obra de teatro. Nosotros representamos la cultura mexicana en el pabellón, eso lo hacemos en el restaurante recibiendo a los visitantes en español, atendiéndolos en la caja y entregándoles su comida. Disney nos da capacitaciones para dar el mejor servicio al cliente, es por eso que siempre que cualquier persona vuelve de Disney reconoce la buena atención que recibe de nosotros.
¿Por qué decidiste entrar a este lugar?
Siempre quise trabajar aquí, primero porque es “The happiest place on Earth”; también porque me encanta conocer otros países y culturas, aquí en Epcot hay un poquito de todo; además hay mil cosas que aprender de una empresa tan reconocida mundialmente y también por el valor curricular que ofrece. Siento que es una manera de abrirme las puertas hacia muchas otras empresas en el futuro.
¿Qué fue lo más difícil para llegar a donde estás?
Lo más difícil fue dejar mi zona de confort. Yo ya me veía 100% en Torreón, ya tenia un trabajo en el que estaba contenta y me gustaba lo que hacía, y cuando menos me lo esperaba llegó la oferta. La verdad si me costó un poco atreverme y decidir irme, pero ya que estoy acá y es algo de lo que no me arrepiento para nada.
¿Qué es lo que más te gusta de tu trabajo y qué te gustaría mejorar o aprender?
Lo que más me gusta es interactuar con los ‘guest’ (así es como les llamamos a los clientes aquí en Disney), platicar con ellos y hacer que su día siga siendo mágico. La gente con la que trabajo también es una de las cosas que más me gusta, podemos estar muy cansados de un turno de 11 horas pero el ambiente de trabajo es tan padre que el tiempo se pasa rapidísimo. Definitivamente, lo que estoy aprendiendo es el servicio al cliente y tolerancia, ya que convivimos con tantas culturas y tantas personas diferentes.
¿Ídolos o modelos a seguir?
Mis papás, siempre me han apoyado en todo y de ellos he aprendido a perseverar y ser paciente. Gracias a ellos sé que no todo en la vida es fácil, pero con humildad y esfuerzo se puede alcanzar todo lo que nos proponemos.
¿Cómo te ves en 5 o 10 años?
Hoy me doy cuenta de que todo puede pasar y que es mejor vivir sin planear tanto las cosas, así salen mejor, cuando menos las esperas. Pero me veo en Torreón, con un negocio propio y con una familia.
¿Alguna anécdota que nos quieras compartir de tu tiempo en Disney?
Estaba en el restaurante y de lejos vi en una mesa sentada a una niña que se me hizo muy conocida, me acerco y cuando ve mi nombre y ve que soy de Torreón, le dice a su abuela. Resultó que si era la niña que yo creía y era prima de una amiga. Me quedé platicando con ellas un rato, y ya al final escuché que gritó mi nombre, volteé y corrió, me dio un abrazo y me regaló un Pelón Pelo Rico, y me dijeron que era para que no extrañara tanto México. El caso aquí es que se supone que nosotros estamos trabajando para hacerles momentos mágicos a los ‘guests’ y aquí fue al revés, ellas fueron las que me hicieron el día.
¿Algún mensaje para los jóvenes que comienzan su vida profesional?
Que se salgan de su zona de confort, que si tienen dudas en hacer las cosas piensen en ellos a los 50 años, esa persona siempre se va a quedar con la inquietud del “qué hubiera pasado si hubiera hecho…” Y de verdad, ‘sky is the limit’, hay tantas cosas que hacer y tantas oportunidades en el mundo que hay que salir a conocerlas.

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