El verano está en la puerta y con su llegada se antoja descorchar una botella de vino y disfrutar del día. Con el calor, además puedes refrescarte y maridar una buena cosecha de blanco.
Si el antojo es pertinaz, te recomendamos abrir un blanco español como el Muga Blanco. Este es perfecto para maridar con pescados a la plancha y mariscos. Además, es ideal para degustar por copas, como entrante o junto a un pequeño aperitivo en una terraza o en algún espacio al aire libre, para que el atardecer sea el acompañante inesperado.
El Muga Blanco presenta un agradable color amarillo pajizo, y es intenso y complejo en el gusto olfativo, con aromas florales (flores blancas, jazmín), de fruta de hueso (melocotón), cítricos (pomelo, limón), pera, manzana y plátano. La entrada en el paladar es muy suave y equilibrada. En boca se nota su mineralidad y frescura, con una acidez muy bien integrada, lo que le aporta longitud y un final muy largo con recuerdos a vainilla y cítricos.
Ahora, que si lo tuyo es el vino con más carácter al paladar, la apuesta debe ser por una botella de La Rioja Alta Gran Reserva 904. Este tinto una de las joyas que salen de la bodega La Rioja Alta, que suma ya más de un siglo de tradición en el mercado.

Su elaboración surge a partir de las mejores cepas de tempranillo y graciano que crecen en el suelo español. Es considerado un como una representación “a la sutileza, la elegancia, la finura, y la delicadeza, para ser más claros: representa a la seda. El significado de 904 hace alusión al año que fue creado el vino, en 1904”.
Respecto a su cata, es intenso y complejo dominado por “aromas de frutas, confitura de moras, frambuesas rojas y piel de naranja, con notas especiadas y balsámicas. Fino y elegante en boca, fresco, vivaz con sabores equilibrados, taninos pulidos y sedosos. Final amable y delicado. Donde reaparecen las notas cítricas y balsámicas”.
Lo puedes disfrutar acompañado de carnes rojas y blancas en todo tipo de cocción, vegetales a la plancha o grillados, embutidos, quesos y pastas. Ideal para una comida que se alargue y pueda transformarse en cena. Suma un postre de chocolate para coronar la experiencia.