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abril 24, 2024

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Sofía y Ana Patty

Por

Dos jovenes emprendedoras de distintos puntos del norte del país coincidieron en un proyecto que se dedica al diseño infantil que promueve el desarrollo de la creatividad y la imaginación de los niños, creando productos y espacios especialmente hechos para ellos. Diseño y talento mexicano que reune lo necesario junto con marcas nacionales de productos infantiles con un mismo objetivo: que cada niño sea felíz a través de una experiencia unica. Chocolate Molinillo son Sofía González originaria de Torreón, diseñadora de interiores graduada de la AADAC y Ana Patty de Monterrey, egresada de Relaciones Internacionales de la Facultad de Ciencias Políticas. Juntas se han dado la oportunidad de emprender un negocio a 2 años de haber iniciado con el proyecto nos platican un poco más acerca de él.
¿Cómo nació Chocolate Molinillo? 
S: La verdad es que todo fue en un abrir y cerrar de ojos. Originalmente la idea de este negocio era para mi mamá. Un día platicando con ella comenzamos a dar ideas de negocios diferentes, conceptos que nadie más estuviera manejando y comencé a sugerirle escenografías para eventos infantiles, hechas a mano con materiales reciclados, complementándolas con actividades como rallies, concursos, todo referente al tema o personaje del evento. Básicamente crear experiencias. Después integré el diseño de productos y de espacios infantiles. Cuando menos lo esperé ya tenía una idea de modelo de negocio bastante prometedora.
¿A qué se dedica este proyecto? 
AP: Nos dedicamos 100% a los niños. Creamos experiencias a través del diseño infantil. Nuestra idea principal es motivar la imaginación y el desarrollo de la creatividad. Actualmente ofrecemos desde un producto hasta un espacio completo, buscando crear en los pequeños memorias imborrables.
¿Cuáles son sus funciones? 
S: Diseñar y dirigir todo lo relacionado al diseño. También me encargo de la dirección y coordinación de proyectos.
AP: Administrativo, legal y comercial principalmente.
¿Por qué decidieron escoger este proecto? 
AP: Cuando Sofi me platica la idea y me muestra como lo estaba empezando a desarrollar simplemente me encantó. Soy de esas personas que recuerdan bastante de sus primeros años de vida, la increíble experiencia de ir conociendo el mundo, el como todo te sorprende y te crea un sentimiento de fascinació. Un negocio que pretende proteger la infancia en los niños y explotar al máximo esas experiencias… Bueno quién no quisiera participar en algo así. Más pronto que nada ya estábamos desarrollando juntas lo que sería Chocolate Molinillo.

¿Cuál ha sido el reto más difícil? 
S: No tirar la toalla definitivamente. La propuesta que tiene Chocolate Molinillo es completamente nueva y diferente. Tratar de posicionarte en el mercado y que la gente reconozca tu marca y tu trabajo es una tarea bastante difícil y compleja, aparte de ser pioneros, estamos atacando un nicho que no se había explotado.
¿Ídolos o modelos a seguir? 
AP: Nunca he tenido un personaje específico con el que me identifique o alguien a quien admire en su totalidad, creo que la idea debe ser tomar lo mejor de las personas (cualquiera que sea), saber escuchar y aprender lo que se pueda de ellas.
¿Qué es lo que más les gusta de su trabajo y qué falta por aprender? 
S: Que trabajamos para los niños definitivamente. Es un proyecto bastante noble y divertido, el ver terminado un proyecto nos genera gran satisfacción, ver que el trabajo de todo un equipo se vea reflejado en una silla, en una lámpara o en un espacio completado. Me gustaría estudiar psicología infantil. Me llama mucho la atención y sería ideal para complementa lo que hacemos.

¿Proyectos a futuro? 
AP: Incorporar las experiencias por medio de eventos y actividades. Es un área que tenemos en crecimiento actualmente y nos gustaría comenzar a explorar. Nuestro equipo puede desarrollar eventos increíbles llenos de diseños y actividades especiales y pensadas para que los niños se diviertan al máximo. Creemos que es hora de que nuestros clientes empiecen a conocer esa rama de Chocolate Molinillo.
¿Alguna anécdota para recordar? 
S: En una ocasión, me tocó diseñar una habitación para un niño invidente. Sinceramente fue una gran experiencia, tratar de introducirme en el mundo del pequeño fue todo un reto. Me vendé los ojos y estuve caminando por toda la oficina para tratar de identificar patrones que fueran incomodos y que pudiera mejorar en la distribución, materiales y formas. El ejercicio funcionó y aparte de darme una idea mucho más clara de lo que necesitaba hacer, me di cuenta de lo importante que era tener todo al alcance y sin obstáculos.

¿Qué consejo le das a las nuevas generaciones? 
AP: Principalmente les diría que vivan al máximo todos los momentos y que no se queden quietos, que prueben, experimenten, vivan y sobre todo que nunca dejen de aprender. Estamos aquí para ser felices y hacer felices a cuantos más se pueda.

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