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julio 9, 2025

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Rosa María Oliver: su labor como presidenta de Madrinas de San Pedro

Rosa María Oliver, actual Presidenta de Madrinas de San Pedro, cuenta cómo este colectivo de mujeres voluntarias ha llevado apoyo directo a comunidades vulnerables a través de pisos, techos, tinacos, tablets, apoyo emocional, empoderamiento femenino y hasta camas médicas

Por

Rosa María Oliver

En San Pedro Garza García, el municipio más rico de América Latina, muchos podrían pensar que la carencia no existe. Pero basta con caminar unas cuadras para encontrar otra realidad: adultos mayores que viven solos, familias que enfrentan dificultades para cubrir lo básico y personas que solo necesitan ser escuchadas.

Ahí entra en acción Madrinas de San Pedro, una red que conecta directamente a quienes pueden ayudar con quienes necesitan ser vistos. Sus voluntarias recorren distintas colonias del municipio y actúan con una convicción firme: todos, sin importar el código postal, merecen vivir con dignidad.

En los últimos seis años, este colectivo ha instalado tinacos durante la crisis hídrica, ha repartido tabletas electrónicas cuando las escuelas cerraron por la pandemia de Covid y ha impulsado a más de cien mujeres para emprender y romper el ciclo de violencia.

Con una energía que contagia, Rosa María Oliver asumió la presidencia de esta organización en noviembre pasado, cuando Mónica García de Moyeda le entregó la estafeta, después de liderar durante dos trienios.

“Me enganché porque lo que hacemos tiene impacto, llega donde se necesita y cambia vidas”, afirma.

Rosa María ejerce su liderazgo sin buscar protagonismo. Se guía por una convicción clara: ser útil, unir esfuerzos y mantener vivo el espíritu de colaboración que impulsa a las 30 mujeres del grupo, quienes actúan como ojos y oídos de las autoridades municipales.

El Alcalde Mauricio Fernández impulsó la creación de este colectivo ciudadano hace casi 10 años, al iniciar su tercera administración. Lo hizo con un propósito claro: detectar y atender las necesidades más urgentes de las 14 colonias que se ubican en la periferia del municipio.

Acciones para el cambio

Rosa María creció involucrándose en distintos apostolados desde temprana edad, inspirada por el ejemplo de su madre. En 2018, su antecesora la invitó a unirse a las Madrinas, y ella aceptó con una condición: participar activamente, con trabajo de campo.

Poco después, llegó la pandemia. Su primera misión como madrina fue repartir despensas en la Colonia Canteras. “Salimos en plena crisis sanitaria, trepadas en granaderas, casa por casa, llevando canastas básicas a quienes no tenían ni para moverse”, recuerda.

Con los años, las Madrinas han aprendido a responder con rapidez y eficacia. Al detectar el rezago educativo provocado por el confinamiento, organizaron la rifa de un Camaro, recaudaron fondos y compraron 840 tabletas. Luego distribuyeron cada una con precisión quirúrgica.

“Fuimos niño por niño, preguntándole qué quería ser cuando creciera y diciéndole: ‘Te voy a ayudar para que lo logres’”, cuenta emocionada Rosa María.

Más adelante, cuando Monterrey enfrentó una de sus crisis hídricas más graves, identificaron que muchas personas mayores no podían salir a recoger agua. Entonces consiguieron 89 tinacos y realizaron recorridos para instalarlos personalmente, con plomero incluido. “Si no los instalas bien, se vuelven criaderos de mosquitos”, explica.

Ese nivel de cuidado refleja el sello distintivo de las Madrinas. “Nos gusta asegurarnos de que la ayuda no solo llegue, sino que transforme”, afirma.

Como en el caso de una mujer que pidió un carrito de hot dogs, lo instaló cerca del Parque Clouthier y hoy atiende dos puestos más, con el apoyo de sus hijos.

Madrinas de San Pedro generar comunidad

El programa “Vamos Seguras” ha sido especialmente significativo. Más de 100 mujeres se han graduado con herramientas, terapia y apoyos productivos. “Impacta a toda la familia. Si la mamá sale adelante, saca a los hijos adelante también”, afirma Rosa María.

Hoy, el Municipio de San Pedro reconoce el valor estratégico del grupo. “Nos apoyan porque saben que somos voluntarias, generadoras de ideas y de fondos. Nos dan el espacio, nos facilitan la logística. Nos dejan actuar”, dice Rosa María.

Las madrinas siguen recorriendo colonias, detectando necesidades, organizando colectas solidarias y haciendo colectas de equipo médico en buen estado que puede cambiar vidas.

“Muchas veces con algo tan simple como un andador, una persona recupera movilidad y dignidad”, comparte Rosa María.

Al paso de los años, el grupo mantiene su esencia: mujeres ayudando a vecinos, desde el corazón, con eficacia y compromiso. 

“Siempre decimos: nosotras no somos solo las manos que entregan, somos también los ojos y oídos del Municipio”, dice Rosa María, quien está casada y es madre de cuatro hijos.

Hacer la diferencia

Una de las claves ha sido sumar nuevas madrinas, especialmente en zonas donde antes no tenían presencia. “Por ejemplo, en Canteras no teníamos equipo, hasta que una amiga me contó que vivía cerca de ahí. Le pedí que reuniera a sus vecinas, y ahora hay familias que reciben ayuda directa, como una que no tenía ni dónde calentar agua y ahora tiene una estufa gracias a la red”, relata Rosa María.

Las Madrinas ya preparan su próximo gran evento: un market en octubre en el Auditorio San Pedro. Esta vez lo están organizando con más anticipación y estrategia. “El año pasado fue un poco improvisado, pero ahora formamos un equipo con responsabilidades por área: mercadotecnia, medios, visitas domiciliarias… todas tenemos una función”, explica.

Para Rosa María, lo más valioso de ser madrina es experimentar de cerca el impacto de la ayuda. “Cuando visitas una casa y te das cuenta de que no solo entregaste un andador, sino que le diste 15 minutos de compañía a una señora que lo necesitaba, entiendes que eso no tiene precio”, asegura.

Las madrinas también organizan eventos para financiar su labor. Recientemente, llevaron a cabo una expo venta de joyas en el Centro Cultural Plaza Fátima.

Confían sus fondos a Fundación Comunidar, lo que garantiza la transparencia del manejo financiero. “No recibimos sueldo, ni contamos con presupuesto fijo. Todo lo que recaudamos lo canalizamos con total claridad”, aclara.

Madrinas de San Pedro mantiene abiertas sus puertas a vecinas con auténtico deseo de ayudar. A quienes quieren sumarse, Rosa María las invita con una sonrisa: “Ven, acércate, dime cómo te gustaría ayudar. Aquí hay espacio para todas”.

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