Texas reabrirá completamente sus establecimientos la próxima semana y además, los ciudadanos de dicho estado vecino de Nuevo León, ya no requerirán portar cubrebocas.
Así lo anunció el martes el gobernador Greg Abott, pese a que funcionarios de Salud pública señalaron que las restricciones siguen siendo críticas para controlar la pandemia, que ha dejado más de 42 mil muertos en territorio texano.
Abott señaló que parte de tomar esta decisión fue ante las crecientes tasas de vacunación, sin embargo, en Texas hay menos de 2 millones completamente vacunados contra el COVID-19, en un estado con 29 millones de habitantes.
El anuncio pone a Texas en desacuerdo con los expertos federales, que han dicho que incluso cuando aumentan las vacunas, la gente todavía necesita usar el cubrebocas, evitar las multitudes y mantener el distanciamiento social.
Abbott también señaló una disminución en las hospitalizaciones, pero los expertos advierten que se están desacelerando y podrían revertirse.
Los texanos estarán a cargo de administrar su propia seguridad personal, dijo Abbott, utilizando las prácticas aprendidas durante la pandemia.
A partir del próximo miércoles, se levantará el mandato del cubrebocas y se permitirá que todas las empresas abran al 100 por ciento de su capacidad por primera vez en casi un año.
Si bien Abbott señaló que las empresas aún pueden optar por limitar la ocupación o requerir cubrebocas, el cambio abre la puerta a reuniones sociales potencialmente masivas, incluso en estadios deportivos, salas de conciertos y otros lugares grandes.
“Demasiados texanos han sido marginados de las oportunidades de empleo. Demasiados propietarios de pequeñas empresas han tenido problemas para pagar sus facturas. Esto debe terminar ”, dijo Abbott.
“Ahora es el momento de abrir Texas al 100 por ciento”, agregó.
Cabe señalar, que se tiene previsto para el 21 de marzo la reapertura de los cruces fronterizos luego de un año de restricciones por COVID-19.
Tanto las medidas en la frontera como las restricciones a establecimientos por la pandemia, provocaron el cierre de cientos de negocios que se mantenían gracias a los visitantes, principalmente de México, en localidades como McAllen y Laredo.
