El abogado Diego Adrián O’Farrill Arredondo es socio del despacho O’Farrill Abogados, S.C. fundado desde 1975 por su padre, el Lic. Patricio Miguel O’Farrill González. En la práctica profesional ha representado a sus clientes tanto en México como en el extranjero en lo relacionado con la protección y defensa de los derechos humanos y patrimoniales de sus clientes.
En exclusiva, nos expone con sus propias palabras su visión con respecto a la importancia de la práctica del pensamiento crítico en el ejercicio de la abogacía y cómo esta filosofía de trabajo se traduce en un servicio de mejor calidad en favor de los clientes.
Como abogados, desde el día que juramos ejercer la profesión con ética y honestidad, nos encontramos obligados a servir a nuestros clientes enfrentado esos problemas bajo los principios del pensamiento crítico, es decir, sin egocentrismos, arrogancias, cobardías, hipocresías y perezas intelectuales. En cambio, nos toca actuar con humildad, entereza, autonomía, integridad, perseverancia e imparcialidad intelectual, pero, sobre todo, con apego a la verdad de los hechos, aún y cuando esta no sea conveniente.
Para conocer la verdad debemos evitar el autoengaño mediante el cuestionamiento de absolutamente todas las premisas que nos presenta el cliente, por más estorbosas que sean, y no así creer lo que se nos dice como cierto, sino porque lo investigamos y lo verificamos. Solo así, es posible llegar a conclusiones razonadas y sometidas a estándares de excelencia propios del pensamiento crítico.
Cuando alcanzamos ese nivel de análisis, para el profesionista del derecho es posible reconocer la solución al problema legal de su cliente y con ello fijar un plan de trabajo dirigido específicamente a remediar esa dificultad, teniendo en todo momento, la humildad de autocorregirnos cuantas veces sea necesario, siendo siempre leales a la verdad.
Aquel abogado que conozca la verdad guarda una gran ventaja sobre los demás.
Conocer otras perspectivas del mismo problema identificando las fortalezas y debilidades de cada una siendo, a su vez, totalmente imparcial es otra estrategia imprescindible del ejercicio de la abogacía, pues de esa manera se llegan a conocer las implicaciones que existen, forjando un análisis mucho más completo llegando a la solución idónea y aceptable para resolver un conflicto legal.
Todo lo anterior se obtiene a través de una comunicación honesta con el cliente y realizándonos en todo momento cuestionamientos tales como ¿qué trata de lograr el cliente?, ¿cuál es su propósito?, ¿cómo llegó a esa conclusión el cliente?, ¿qué implicaciones hay?, ¿entiendo el problema legal?, ¿le voy a ser útil a mi cliente?, ¿la conclusión a la que llego, está sustentada?, ¿mis planteamientos son relevantes para el propósito del cliente?, ¿hay lógica?, ¿tengo un interés personal en este asunto?, ¿estoy siendo justo?, ¿qué tan cercana es la versión del cliente a la realidad?.
Es natural que el actuar del ser humano esté nublado por emociones, no por hechos, y por ello existen distintas versiones a un mismo problema, nuestro trabajo es identificar objetivamente la versión real y con ello entender objetivamente el problema, su origen, entenderlo y así proponer una solución.
Fuentes:
· Guía para el Pensamiento Crítico de la Fundación para el Pensamiento
Crítico Paul Richard y Elder Linda criticalthinking.org
· Curso del Pensamiento Crítico aplicado al Derecho del Instituto
Phronesis. Mtro. José Heriberto Pérez García.
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